Según la Academia Española de Nutrición y Dietética y la experta Laura García Iruretagoyena, miembro de esta institución, la canela, que probablemente esté en todas las cocinas, puede ser mucho más que un simple aromatizante: es una aliada contra la inflamación y el exceso de grasa corporal.
Esta especia procedente principalmente de Sri Lanka y el sur de la India, la canela ha sido codiciada desde hace siglos. Su riqueza en compuestos fenólicos le confiere propiedades antioxidantes, antimicrobianas y reguladoras de la glucosa, además destaca su potencial para ayudar en el control del peso y la salud metabólica.
Más que un toque de sabor

Canela
Un reciente estudio de la Universidad de Michigan también respalda estos beneficios. Su investigación demostró que el cinamaldehído, compuesto responsable del sabor característico de la canela, activa la termogénesis en las células grasas humanas, promoviendo así la quema de lípidos almacenados. En otras palabras, ayuda al cuerpo a transformar la grasa acumulada en energía, un hallazgo que resulta especialmente esperanzador en tiempos de creciente obesidad.
Pero ojo, porque, aunque sus propiedades son prometedoras, los expertos insisten en que los suplementos o cantidades exageradas no son una solución mágica. Una pequeña cantidad en la dieta diaria puede ser beneficiosa, pero su uso en suplementos debe hacerse bajo control, ya que un exceso de cumarina —presente en algunas variedades como la canela Cassia— puede ser hepatotóxico.
Maneras sencillas de aprovechar la canela

Canela
Lo mejor de todo es que introducir la canela en el día a día no requiere grandes esfuerzos. Un toque en el café de la mañana o espolvorearla sobre el yogur natural puede transformar algo rutinario en un pequeño placer saludable. También funciona muy bien mezclada en batidos o en recetas tradicionales de la dieta mediterránea, que tanto apuesta por ingredientes naturales y beneficiosos.
Otra forma fácil de sacarle partido es añadiéndola a infusiones, especialmente aquellas que combinan bien con su aroma cálido, como el té verde o la manzanilla. También resulta deliciosa espolvoreada sobre frutas, como plátanos o manzanas asadas, sumando así antioxidantes y matices de sabor sin añadir calorías extras.
Eso sí, a la hora de elegir, es recomendable optar por la canela de Ceilán. No sólo tiene un sabor más suave y delicado, sino que además contiene menos cumarina, un compuesto que en exceso puede resultar perjudicial para el hígado. Otro consejo práctico: guarda siempre la canela en un lugar fresco, seco y alejado de la luz para conservar mejor su aroma y sus propiedades. Pero siempre con moderación y sólo tomar suplementos si se cuenta con supervisión médica para no correr riesgos innecesarios.
Incorporar esta especia a la rutina diaria, de forma equilibrada, puede ser ese pequeño gesto que marque la diferencia en el bienestar general. Porque, al final, a veces los mejores aliados para la salud son precisamente los que ya están más cerca de lo que se piensa.