Pedir una caña y acabar llorando por no parar de estornudar. Salir a pasear y volver a casa con los ojos como tomates. Meter la ropa en la lavadora porque se ha llenado de polen en el tendedero. Eso es la primavera para quien sufre rinitis o conjuntivitis alérgica. Picor, lagrimeo, congestión nasal y esa sensación de tener la cabeza embotada desde que empieza el día hasta que se mete en la cama.
En plena temporada de alergias, una de las recomendaciones más repetidas entre profesionales sanitarios es hacer lavados nasales frecuentes. Ana Pérez Ballesta, doctora especializada en alergias, ha compartido en su canal de Instagram varias pautas para reducir los síntomas y evitar que se cronifiquen. Entre ellas, destaca la importancia de emplear suero fisiológico varias veces al día para limpiar las vías respiratorias.
Soluciones simples
Tratamientos sin complicaciones
Aunque la nariz suele llevarse todo el protagonismo, los ojos también sufren lo suyo. Por eso, Pérez Ballesta señala que “para sobrevivir a las alergias estacionales hay que hacerse baños oculares”. Se refiere a productos específicos que ayudan a arrastrar el polen acumulado, calmar el picor y reducir el lagrimeo. También aconseja lavar la cara al llegar a casa o incluso ducharse si se ha estado al aire libre durante varias horas.
Una parte fundamental del control de los síntomas pasa por minimizar el contacto con los alérgenos. La doctora recomienda ventilar la vivienda en las primeras horas del día o bien al anochecer, cuando los niveles de polinización son más bajos.
También sugiere evitar tender la ropa fuera, ya que las partículas pueden adherirse a los tejidos, y limpiar el hogar con paños húmedos, prestando especial atención a colchones, sofás o cortinas.
Cuando las medidas preventivas no bastan, hay recursos médicos disponibles. En el mismo vídeo, la especialista explica que existen tratamientos que incluyen antihistamínicos orales, sprays nasales o colirios específicos. Algunos pueden usarse incluso durante el embarazo, siempre con indicación médica.
Reducir la exposición, mantener una higiene diaria rigurosa y seguir un tratamiento adecuado puede marcar la diferencia durante estos meses. La primavera no cambia, pero con algunos ajustes, los síntomas sí pueden mejorar.

