Nuestro bienestar es esencial para proseguir en el día a día. En una sociedad cada vez más difícil de gestionar, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados para afrontar cualquier ocurrencia, de día y de noche. Sin embargo, la cabeza es a menudo un elemento olvidado. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Las relaciones interpersonales son las más complicadas de gestionar, sea por los limitados contactos por la otra persona, el peligro de la toxicidad o la incapacidad de tratar con actos y gestos ajenos. Una cuestión sobre la que reflexionaba Virginia Frutos, psicóloga y divulgadora mediante sus perfiles de redes sociales. A través de un vídeo compartido en TikTok, la experta en bienestar emocional exponía el error que cometemos al esperar eternamente a que la otra persona cambie.
“¿Sabes cuál fue tu mayor poder sobre mí? Hacerme creer que algún día ibas a cambiar. Pero es que el amor no se construye con palabras bonitas, y no sirve que le digas a tu pareja que la quieres si tus acciones la rompen por dentro. Para seguir manteniendo esta relación, la persona cae en la trampa de la esperanza. Es a donde una espera eternamente que el otro mejore sin que nada cambie realmente”, reflexionaba.
“Pero no se pueden seguir tomando decisiones por lo que deseas que un día ocurra. Tienes que mirar lo que es hoy y lo que es tú lo sabes. Y seguir esperando ya no es esperanza, es auto abandono”, remarcaba. Frutos también planteaba recientemente una deliberación: dejar ir lo que nos perjudica o seguir aguantando innecesariamente. El clip en cuestión acumula cerca de 40.000 visualizaciones en la plataforma china de vídeos cortos.

La psicóloga Virginia Frutos en una imagen de archivo
Exceso de paciencia
“Desde pequeños nos enseñan a aguantar. A creer que dejar ir es rendirse, que soltar es perder. Frases como ‘mejor malo conocido que bueno por conocer’ se nos quedan grabadas y sin darnos cuenta, aprendemos a sostener incluso lo que nos duele, solo por miedo a lo desconocido”, exponía. La reflexión de Frutos marca el hecho de ir acumulando ejemplos incómodos, los cuales acaban convirtiéndose en una pesada mochila a nuestras espaldas.
“Y así vamos creciendo: Sosteniendo trabajos que nos drenan, solo porque ‘no está tan mal’. Sosteniendo amistades que ya no nos nutren, por lealtad a lo que fue. Sosteniendo relaciones familiares que cruzan límites, solo porque ‘la familia es lo primero’. Sosteniendo culpas, roles, expectativas que ya no nos representan. Pero esta frase ‘¿Y si soltar duele menos que sostener lo que te hace daño?’ no se trata de soltar todo por impulso”, se sinceraba.