El clásico de los años 40 que entretiene más que una tablet en un viaje: “Fomenta la concentración, la creatividad y no hace ruido”

Viajar con niños

Las muñecas recortables, ligeras, silenciosas y económicas, vuelven como el salvavidas perfecto para entretener a los niños en los viajes sin necesidad de pantallas

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Laura Martín, especialista en entretenimiento infantil, reivindica las muñecas recortables como alternativa lúdica a las pantallas en vacaciones

Laura Martín, experta en entretenimiento infantil, reivindica las muñecas recortables como alternativa a las pantallas 

Instagram | @nenenetfe

Viajar con niños puede ser un todo un reto, sobre todo cuando los trayectos se alargan o el espacio escasea. Pero a veces, la solución no está en una pantalla, sino en un pedazo de historia: las muñecas recortables, un clásico que nació en los años 40 y que vuelve a conquistar corazones por su sencillez y su enorme potencial creativo.

Laura Martín, conocida en redes como @nenenetfe, es especialista en entretenimiento infantil y lo tiene claro: “¿Viajas en tren o en avión con niños? Esto puede ser tu salvavidas. Las muñecas recortables son ligeras, no hacen ruido, no ocupan espacio, y además entretienen muchísimo”. Solo hace falta acompañarlas con unas tijeras pequeñas —del tamaño permitido por la compañía con la que viajes— y el juego está servido.

Lo que para muchos es un recuerdo entrañable, para las nuevas generaciones puede ser un descubrimiento fascinante. “Las muñecas recortables fomentan el juego simbólico, la motricidad fina, la concentración y la creatividad. Y además mantienen a los peques alejados de las pantallas”, apunta Laura, que además deja un truco para exprimir aún más la experiencia: “Si además llevas hojas en blanco y lápices de colores, podrán calcar la ropita de las muñecas ayudándose de la luz que entra por la ventanilla y hacer sus propios diseños”.

De los estancos a la maleta

Un vínculo que cruza generaciones

Aunque hoy se pueden comprar por menos de tres euros, en su origen fueron una solución económica para miles de niñas que no podían acceder a muñecas tridimensionales. “En los años 40 se vendían hojita por hojita en los estancos. Eran una inversión asumible y la forma en que muchas niñas podían tener una muñeca”, explica Laura.

Durante los 60, las recortables vivieron un segundo boom. A través de ellas, se intentaba educar a las niñas en las normas sociales y estéticas de la época. “Había recortables con uniformes de la Legión o con mensajes que hoy serían impensables”, cuenta Laura. Entre las ilustradoras más reconocidas de ese periodo destaca María Pascual, cuyos dibujos marcaron a generaciones enteras y siguen inspirando las nuevas ediciones.

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En su tienda, Laura observa con emoción cómo las recortables despiertan recuerdos en personas de todas las edades. “Me vienen chicas jóvenes, pero también señoras de 80 años que me cuentan lo que significaron para ellas. Es una pasada”. Esa conexión emocional, sumada a su valor pedagógico, ha convertido a este juguete aparentemente modesto en un recurso estrella para los viajes familiares.

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