El calor ha llegado para quedarse contigo durante algunos meses. Desde hace unos días, las temperaturas en muchas zonas de España han comenzado a subir, y en lugares como Barcelona ya se han alcanzado los 30 grados. Este calor no solo resulta incómodo e irritante, sino que, en ocasiones, puede hacer que pierdas las ganas de afrontar el día y, en algunos casos, incluso te robe el sueño.
Si eres de los que prefieren no abusar del aire acondicionado ni del ventilador, cuando llega la noche y te metes en la cama, lo más probable es que te cueste conciliar el sueño. A veces, ni el más mínimo soplo de aire llega para darte un respiro y permitirte descansar. Das vueltas en la cama, tu mente comienza a agitarse al preguntarse por qué no puedes dormir. Las horas pasan y, de alguna manera, logras quedarte dormido, aunque no sabes cómo ni cuándo. Sin embargo, a la mañana siguiente te das cuenta de que no dormiste lo suficiente, y el ciclo empieza de nuevo.
Una turista se protege de las altas temperaturas mientras pasea por el puente romano de Córdoba. EFE/Salas
Pero hay una razón científica detrás de todo esto, que explica por qué te cuesta tanto conciliar el sueño cuando la temperatura de la habitación es elevada. Además, el doctor José Manuel Felices ha compartido en sus redes sociales tres valiosos consejos para que puedas dormir tranquilo durante los días más calurosos y no fallar en el intento.
El calor no solo resulta incómodo, sino que también altera tus procesos naturales encargados de regular el sueño, lo que puede desencadenar consecuencias significativas. Porque no se trata solo de dormir, sino de cómo recargas tu energía, cómo afecta a tu concentración o al rendimiento del día siguiente.
Esto sucede porque el sueño está regulado por el ciclo circadiano. Cuando comienzas a sentir sueño, se libera melatonina y, además, la temperatura corporal empieza a bajar. La disminución de la temperatura comienza en el torso y se extiende hacia las extremidades, como explica la experta Vero Olivares a través de sus redes sociales.
Vista general de la playa de la Malvarrosa
La melatonina es una hormona producida principalmente por la glándula pineal en respuesta a la oscuridad. Su síntesis comienza al anochecer, alcanza su pico en la madrugada y disminuye al amanecer. Por tanto, cuando la temperatura de la habitación es alta, tu cuerpo tiene más dificultad para reducir su temperatura interna, lo que impide que la melatonina actúe de forma eficiente.
Tres consejos para dormir fresco sin aire acondicionado:
Sumergir tus muñecas en agua fría durante 30 segundos: Al hacerlo, enfriarás la sangre que fluye hacia el resto de tu cuerpo, logrando reducir unos 0.5 grados la temperatura en los primeros minutos que te metas en la cama. Si necesitas más tiempo, puedes humedecer unos calcetines, meterlos en el congelador y ponértelos alrededor de los tobillos. De esta manera, evitarás despertarte acalorado a las 4 de la mañana.
El método egipcio: Este consejo consiste en pulverizar agua fresca sobre las sábanas hasta que queden completamente húmedas. Cuando el agua se evapore, la temperatura de la habitación disminuirá unos grados, haciendo que sea más cómodo dormir, casi como si tuvieras aire acondicionado.
Utilizar una toalla fría: Moja una toalla con agua fría, escúrrela un poco y colócala en tu frente, cuello o muñecas. Esto te ayudará a enfriar tu cuerpo y generar una sensación de frescura durante la noche, mejorando la calidad de tu sueño.
