No es gula, ni capricho, ni flojera. Es química. Según la médica Sara Marín Berbell, el ansia de chocolate durante la menstruación tiene una explicación biológica muy concreta: el descenso del estrógeno y la serotonina. “Nos ponemos tristes y nos duelen los ovarios muchísimo”, explica en un vídeo en su cuenta de Instagram @uncafecontudoctora.
Este bajón hormonal, explica la doctora, provoca que el cuerpo empiece a “pedir” dos nutrientes fundamentales para contrarrestar ese desequilibrio: el triptófano y el magnesio. Ambos son esenciales para la producción de serotonina —la conocida hormona de la felicidad— y para regular el estado de ánimo, el dolor y el propio ciclo menstrual.
“Adivina qué lleva el chocolate”, dice con humor Marín. “Pues triptófano y magnesio”. De ahí que muchas mujeres, sin saberlo, sientan una especie de atracción magnética por él en esos días. Pero aunque el chocolate tiene lo necesario para calmar el malestar, también es fácil pasarse. “Podemos comer chocolate”, matiza, “pero para no comernos toda la tableta, te voy a contar tres combos súper ricos”.
Tres alternativas sabrosas y funcionales al atracón de chocolate
- Plátano con avena, cacao, nueces y un poco de yogur: una merienda dulce, reconfortante y con una buena carga de triptófano natural.
- Espinacas con huevos, semillas de calabaza y salmón: un plato completo y salado, ideal para una comida que sacia y regula al mismo tiempo.
- Tostada de aguacate con un puñadito de almendras: grasa saludable, magnesio y triptófano, en una versión rápida y equilibrada.
La clave, según la doctora, está en entender al cuerpo y ofrecerle lo que realmente necesita: “El triptófano se transforma en serotonina en tu cuerpo, y el magnesio ayuda en esa transformación. Gracias a ello, mejora el estado de ánimo, se calma el dolor y se regula el ciclo”.
Escuchar al cuerpo no es debilidad, es sabiduría. Entender que detrás de un antojo hay un mensaje biológico —y no un capricho sin control— es el primer paso para tratarnos con más compasión, sobre todo en los días en que todo se nos hace cuesta arriba. Como recuerda Sara Marín Berbell, no se trata de prohibirse el chocolate, sino de darle al cuerpo lo que necesita de verdad. Porque cuando entendemos nuestras hormonas, dejamos de pelearnos con nosotras mismas. Y en esos días, cuidarse también es un acto de amor propio.

