Hay señales silenciosas que el cuerpo lanza sin hacer ruido. Juan Ramón Romero, endocrino y divulgador médico en redes sociales, alerta sobre una de ellas: el exceso de grasa abdominal. “Tener mucha barriga puede ser una señal de resistencia a la insulina”, advierte en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram (@doctor_romero_).
Según explica, si el perímetro de la cintura supera los 102 centímetros en hombres o los 88 centímetros en mujeres, puede ser un indicio de que algo no va bien. Pero no es la única señal. Hay más. Y conocerlas, insiste, “antes de que sea demasiado tarde puede cambiar tu salud y prevenir complicaciones que ni te imaginas”.
Entre los síntomas más comunes que menciona Romero están:
- Cansancio persistente y baja energía, especialmente con somnolencia tras las comidas.
- Manchas oscuras, engrosadas y aterciopeladas en zonas como el cuello o las axilas.
- Hambre constante, incluso justo después de comer, con especial deseo por lo dulce.
- Alteraciones en la analítica: glucosa aún dentro de valores normales, pero con triglicéridos elevados, HDL bajo y niveles de insulina fuera de rango.
Por eso, conocer los primeros indicios puede ser más valioso de lo que parece. No se trata solo de evitar enfermedades graves, sino de ganar energía, bienestar y control sobre el propio cuerpo. Muchas veces, el cambio empieza antes de un diagnóstico, con pequeñas decisiones cotidianas que suman.
La resistencia a la insulina no aparece de un día para otro, pero tampoco se revierte de forma inmediata. Escuchar al cuerpo, hacerse chequeos y adoptar hábitos sostenibles es una inversión a largo plazo. En salud, como en casi todo, llegar a tiempo marca la diferencia.
Estudios científicos que lo avalan
En un estudio científico realizado en Suecia y publicado en BMJ, investigadores encontraron que una circunferencia de cintura superior a 100 cm en hombres y 88 cm en mujeres es un fuerte predictor de resistencia a la insulina. La circunferencia de cintura resultó ser un mejor indicador que el índice de masa corporal (IMC), ya que refleja más directamente la acumulación de grasa abdominal.
En paralelo, otro estudio longitudinal en la Revista Española de Cardiología este mismo 2025 evaluó a más de 9.000 personas durante 9 años y concluyó que la obesidad abdominal medida por circunferencia de cintura y la resistencia a la insulina (estimada por el índice triglicérido-glucosa, TyG) se combinan para aumentar significativamente el riesgo de enfermedades cardiometabólicas como hipertensión, diabetes tipo 2 y accidente cerebrovascular. Además, se observó una relación bidireccional entre la grasa abdominal y la resistencia a la insulina, siendo más fuerte el efecto de la grasa abdominal sobre la resistencia a la insulina que viceversa.