María José Ortolà, conocida popularmente como 'Libélula Psicología', es una destacada terapeuta que lleva muchos años estudiando cómo los trastornos de ansiedad afectan a las personas. La psicóloga compagina su labor en consulta con la divulgación de información sobre salud mental en las redes sociales, donde ha conseguido alcanzar un gran impacto y crear una fiel comunidad de seguidores.
La especialista ha hablado en varias ocasiones sobre el estado de hipervigilancia al que están sometidos muchos individuos. Cuando una persona vive en un nivel de alerta elevado y constante, vigilando de manera excesiva lo que ocurre a su alrededor para detectar cualquier posible amenaza, genera una tensión fuera de lo común, nervios e incluso ansiedad.

Un hombre reflexionando
''Tu cuerpo puede seguir en estado de alerta incluso cuando no hay ningún peligro real. Y claro, tú piensas que es culpa tuya: que eres demasiado intensa, que 'te lo tomas todo a la tremenda'. Pero en realidad, tu sistema nervioso aprendió a sobrevivir así, en tensión, anticipándose a todo. Aunque tu vida haya cambiado, tu cuerpo sigue repitiendo ese patrón. Su lenguaje es la hipervigilancia'', explicó la creadora de contenido en un post que compartió en Instagram.
En otra publicación que subió a la plataforma, Ortolà se puso personal y, a través de su ejemplo personal, explicó que tardó mucho tiempo en darse cuenta de que no debía pelearse con los pensamientos intrusivos que tenía constantemente, ya que su mente no estaba atacándola, sino tratando de protegerla, aunque fuera de una forma desajustada.
Tal como explicó, en ocasiones la mente detecta peligro en cualquier emoción intensa, en cualquier sensación corporal que no puede descifrar o en cualquier pensamiento que te activa más de lo normal. Por ello, obliga a la persona a sobreanalizar situaciones, revisar conversaciones, lidiar con escenarios imaginarios y vivir presa de la incertidumbre.
''Dejar de luchar contigo es uno de los actos más profundos de amor propio''
''Si el peligro no es real, no necesitas una solución. Solo necesitas sostener la incomodidad sin reaccionar. Y ahí empieza el cambio. No luchando con tu mente, sino hablándole. No callando el pensamiento, sino recordándote que tú no eres eso que piensas. Cuanto más intentas suprimir, evitar o controlar el pensamiento, más se activa el circuito del miedo. La salida es otra: es presencia, es conciencia, es regulación'', expresó la creadora digital.
A modo de conclusión, la profesional de la salud mental recomendó a sus seguidores trabajar el diálogo interno para calmar el malestar cuando la mente intente disparar la ansiedad.