Cristina Martínez, psicóloga: “Este es el mejor truco para selectividad y está avalado por estudios de psicología cognitiva”

Estrategia

Empezar por el ejercicio que se domina mejor ayuda a reducir la tensión inicial, impulsa la concentración y mejora el rendimiento desde el primer minuto del examen.

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Cristina Martínez

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En medio de una hoja en blanco y un reloj que no se detiene, lo que muchas veces decide el rumbo de un examen, sobre todo los que son tan importantes como los de la selectividad, no es el conocimiento, sino el orden. Empezar por la pregunta que se domina mejor no solo permite ganar tiempo, también transforma el enfoque mental con el que se afronta el resto de la prueba.

Esta forma de organizar las respuestas, lejos de ser una intuición sin base, cuenta con respaldo científico. Se trata de una técnica concreta, estudiada desde la psicología cognitiva, y cada vez más extendida entre estudiantes que buscan mejorar su rendimiento sin añadir más horas de estudio.

La estrategia se conoce como orden estratégico de resolución y consiste en identificar, al recibir el examen, las preguntas que se dominan con mayor seguridad para responder primero esas, dejando para más adelante las que generan más dudas. De esta forma, se activa un mecanismo mental que favorece el recuerdo de información vinculada, reduce la tensión inicial y permite aprovechar el impulso positivo que genera avanzar desde el primer minuto.

Selectividad

Una estrategia que prioriza el orden antes que la cantidad de estudio

Cristina Martínez, psicóloga especializada en técnicas de aprendizaje, explicó en su perfil de Instagram que “este es el mejor truco para selectividad y está avalado por estudios de psicología cognitiva”.

El fundamento se basa en cómo la mente procesa y almacena la información cuando se encuentra bajo presión. Resolver primero lo que se sabe permite activar una dinámica de seguridad que ayuda a desbloquear los conocimientos más difíciles de recuperar.

En lugar de enfrentarse de forma lineal a las preguntas, la técnica propone hacer una lectura general del examen nada más recibirlo. En ese momento, se marcan con claridad las cuestiones que se dominan. Esas serán las primeras en ser respondidas. Mientras tanto, el cerebro, en segundo plano, sigue buscando pistas sobre las más complejas, como si trabajara sin intervención consciente.

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Este planteamiento ha comenzado a difundirse entre docentes, orientadores y plataformas educativas, que insisten en que no se trata de hacer trampas al orden de los enunciados, sino de adaptar el proceso al funcionamiento real del pensamiento bajo presión. La técnica no altera lo que se sabe, pero modifica de forma decisiva cómo se utiliza. Esa diferencia, cuando todo depende de unos minutos, puede ser determinante.

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