Las relaciones entre padres e hijos pueden llegar a ser difíciles y desafiantes. En muchos casos, los problemas de comunicación y las distintas maneras de manejar el conflicto generan tensiones que pueden llevar al distanciamiento, especialmente cuando los descendientes son todavía unos niños, aunque también es posible que las disputas se resuelvan con un abrazo cuando llega la calma.
Hace unas horas, el psicólogo Rafa Guerrero compartió en su cuenta oficial de Instagram un fragmento de una entrevista en la que reflexionó sobre este tipo de vínculos. El terapeuta explicó que, en nuestra sociedad, está mal visto que un adulto reconozca un error frente a un niño, ya que se percibe como una pérdida de autoridad. Sin embargo, según su experiencia profesional, se trata de un gesto saludable que fortalece el vínculo.
''Parece que estás perdiendo autoridad si le dices a tu hijo 'cariño, perdóname, pero esta mañana no he estado a la altura, me he equivocado, te he gritado'. Pero no, al contrario. Nuestros niños necesitan vernos como imperfectos'', afirmó el creador de contenido en el podcast.
Según Guerrero, es muy positivo que los más pequeños vean que sus padres, sus mayores referentes, no son perfectos y que, al igual que el resto de los seres humanos, se equivocan y piden perdón.

Padre e hijo.
También fortalece la relación familiar que los niños vean que sus padres se emocionan y se desbordan, pero que tienen la capacidad de reconducir la situación. ''Los niños necesitan ver adultos imperfectos, que se equivocan, pero también saben reparar'', sentenció el creador digital en el post de la plataforma de color rosa.
Los niños sobreprotegidos
En otra entrevista reciente, el profesional de la salud mental habló sobre la protección de los menores y aclaró que, en muchas ocasiones, la educación que los padres dan a sus hijos se basa en limitar su libertad.
El especialista compartió que muchas veces los padres, debido a sus miedos, impiden que sus hijos exploren el mundo a través de pequeñas acciones cotidianas, como montar en bicicleta, jugar al fútbol o servirse un vaso de agua. El terapeuta destacó que es fundamental no cortar la curiosidad de los niños y animó a todos los padres a hacer un ejercicio de introspección para gestionar su propia inseguridad.
''La sobreprotección ocurre cuando el padre o la madre se dejan guiar por sus propios miedos infantiles (...) El niño empieza delegando en mamá y papá, y acaba sintiendo que no puede hacer las cosas por sí mismo'', sentenció el experto al hablar sobre las consecuencias de esta preocupación extrema.