Cuando los niños empiezan a crecer, hay una costumbre casi inevitable: ordenar, clasificar y… tirar. Especialmente libros. Los de cartón duro, los que tienen solapas, los que apenas tienen texto. Aquellos que nos acompañaron en los primeros años de crianza y que ahora, aparentemente, ya no tienen función. Sin embargo, Laura Martín, especialista en literatura infantil y responsable de la tienda tinerfeña Nenene, nos invita a mirar esos cuentos con otros ojos.
“No te deshagas de los libros de tu bebé. Son una herramienta muy poderosa cuando están aprendiendo a leer”, advierte en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram (@nenenetfe). Su mensaje es claro: esos libros no han caducado. Han evolucionado junto al niño y ahora pueden convertirse en un trampolín hacia la lectura autónoma.
Leer desde la confianza
El poder de lo conocido
Martín lo explica con una lógica sencilla pero poderosa: “Muchas veces cuando nuestros hijos crecen, pensamos que este tipo de libros para bebés ya han cumplido su función. Pero cuando empiezan a interesarse por la lectura, estos mismos libros, los que conocen de memoria, pueden convertirse en un auténtico aliado”.
¿Por qué? Porque ya los han leído —o mejor dicho, los han vivido— decenas de veces. Saben lo que ocurre, anticipan las páginas, recuerdan el ritmo del relato. Y eso, lejos de restarles valor, los convierte en una base de seguridad. “Les permiten acercarse al texto desde la confianza. Como ya saben lo que ocurre, pueden centrar su atención en reconocer palabras, en identificar letras y sentir que pueden leer”, subraya.
A veces, volver a lo conocido es el primer paso para descubrir algo nuevo. En este caso, el amor por la lectura.”
Pero no solo se trata de una herramienta técnica. Para Laura, la lectura es también una experiencia emocional, y esos cuentos guardan una carga afectiva insustituible: “Además, esos mismos libros están llenos de recuerdos. Ofrecérselos conjuntamente con cuentos más complejos es reconectar con esos momentos felices que hemos compartido”.
La clave, dice, no siempre está en avanzar. A veces, volver atrás es un acto de madurez, un paso necesario para dar el siguiente salto. “No siempre es necesario avanzar para crecer. A veces, volver a lo conocido es el primer paso para descubrir algo nuevo. En este caso, el amor por la lectura”.
Martín no habla solo desde la teoría. Su experiencia diaria en el acompañamiento a familias le ha permitido observar de cerca cómo, al ofrecer el cuento adecuado en el momento justo, se puede activar un proceso lector duradero y positivo. En ese camino, los libros que parecían “de bebés” —esos que a menudo se guardan o se descartan— pueden ser, precisamente, el punto de partida que el niño necesita para descubrir que ya sabe leer y, sobre todo, que le gusta hacerlo.