¿Si tu padre es calvo, significa que tú también lo serás? Es la pregunta del millón cuando empiezan a aparecer las primeras entradas o a clarear la coronilla. Y la respuesta, según el doctor Xavier Batalla, especialista en medicina regenerativa y salud capilar, es clara: la genética influye —y mucho—, pero no es el único factor.
“La alopecia androgenética ocurre por una combinación genética y hormonal. El principal responsable es la DHT, dihidrotestosterona, un derivado de la testosterona”, explica Batalla en un vídeo divulgativo. Esta hormona actúa directamente sobre el folículo piloso, haciéndolo más pequeño, más débil y menos funcional con el tiempo. El resultado es un pelo cada vez más fino, más lento en su crecimiento… y que, finalmente, deja de salir.
Alopecia androgenética
La herencia: ¿materna, paterna o ambas?
Durante años se ha extendido la creencia de que la calvicie se hereda únicamente por vía materna. Y tiene su parte de verdad. Tal y como aclara el doctor Batalla, “es cierto que el gen del receptor androgénico (AR), implicado en la calvicie, está en el cromosoma X y se hereda de la madre”. Sin embargo, no es el único determinante.
“La alopecia androgenética no depende solo del gen materno: también influyen muchos otros genes ubicados en cromosomas autosómicos, que pueden heredarse tanto del padre como de la madre”, precisa. Por eso es tan habitual ver patrones de alopecia en varias generaciones de una familia, tanto por la línea materna como paterna.
De hecho, estudios genéticos publicados en revistas como PLoS Genetics y Nature Communications han identificado más de 350 loci genéticos asociados a la calvicie. Aunque el gen AR en el cromosoma X es uno de los más influyentes, hay otros que afectan procesos como la producción de DHT, la sensibilidad del folículo a esta hormona y la regulación de factores de crecimiento.
Un daño silencioso
DHT: la hormona que mata el folículo
La DHT —dihidrotestosterona— es un derivado metabólico de la testosterona que se produce cuando esta se convierte mediante la enzima 5-alfa-reductasa. Su función es perfectamente natural y necesaria en algunas etapas del desarrollo (como la formación de los órganos sexuales masculinos en el feto), pero su exceso o sensibilidad aumentada en los folículos pilosos es lo que desencadena la alopecia androgenética.
“El problema es que la DHT se une a los receptores del folículo, provocando su miniaturización progresiva. Pierde fuerza, se debilita y acaba atrofiándose. Es un proceso que, si no se frena, lleva al folículo a dejar de producir pelo de forma irreversible”, explica Batalla.

