En una entrevista reciente para La Vanguardia, la psicóloga Júlia Martí expresó que las experiencias vividas en la infancia y la adolescencia marcan la vida de las personas de manera significativa. Según su discurso, no haber recibido la atención necesaria por parte de los padres o haber sido juzgados o incluso criticados por las personas del entorno puede generar lo que se conoce como 'heridas de la infancia', que influyen profundamente en cómo se desarrollan como adultos.
En una publicación reciente en Instagram, la experta en autoexigencia profundizó en el tema a través de un análisis de la historia del personaje de Harry Potter. Según su visión, el chico, que dormía en el hueco de una escalera y pasó los primeros años de su vida sin recibir afecto, tenía heridas emocionales profundas, lo que lo llevó a buscar una figura parental en personajes como Dumbledore o Hagrid.
Al analizar en profundidad las películas, la autora de Mujeres que se exigen demasiado explicó que el niño perdió a sus padres siendo un bebé y fue criado con desprecio y maltrato por unos familiares. El no ser visto, querido ni valorado, le generó dos heridas: la de abandono y la de rechazo.
A su vez, estas heridas provocaron una serie de consecuencias emocionales, como la hiperresponsabilidad, ya que el chico sentía que tenía que hacerse cargo de todo y resolver lo imposible. También le generaron una autoexigencia invisible, al sentirse obligado a ser el fuerte y el valiente en todo momento.

Daniel Radcliffe en una imagen de las películas.
Sus heridas del pasado también le hicieron desarrollar un gran miedo a necesitar: ''Prefiere no pedir porque la vida le enseñó que casi nunca recibe lo que necesita''. Además, las experiencias traumáticas que vivió lo llevaron a idealizar los vínculos: ''Cuando alguien lo cuida, lo da todo. Porque el amor verdadero le resulta raro, casi mágico''.
En estas películas, la terapeuta identificó a varios personajes que encarnan lo que en psicoterapia sistémica se conoce como 'ángeles': figuras que se encargan de reparar emocionalmente lo que estaba roto.
Harry Potter es solo un niño más
A modo de conclusión, Júlia señaló que la historia familiar de Harry Potter, por desgracia, se repite a diario en millones de hogares de todo el mundo y que, gracias al trabajo personal y a la terapia, muchos de esos niños heridos encuentran personas y espacios en los que empezar a sanar.
''La autoexigencia, la hipervigilancia y la necesidad de salvar a todos eran solo síntomas de su historia'', sentenció la creadora de contenido, finalizando su análisis individual de la figura del joven mago.