La llegada del verano y las altas temperaturas aumentan el riesgo de sufrir quemaduras solares, una afección cutánea bastante común que puede tener consecuencias a largo plazo si no se trata adecuadamente.
En uno de sus últimas apariciones en Saber Vivir, la dermatóloga Ana Molina advirtió sobre los efectos de estas quemaduras y compartió una serie de recomendaciones clave para cuidar la piel dañada por el sol.
“Vamos a notar nuestra piel muy caliente, muy roja. Toda nuestra sangre está acudiendo al rescate a la piel, por lo tanto estamos bombeando mucha sangre y esa sangre se va a ir perdiendo”, explicó.
Según la especialista, ese proceso provoca una pérdida de agua por evaporación, lo que lleva a la deshidratación cutánea. Por eso, subrayó que “lo más importante que podemos hacer desde un punto de vista cutáneo es aplicar cremas en superficie, a ser posible fresquitas, también para calmar esa inflamación, que no dejen que el agua de nuestra piel se evapore”.
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En su publicación en Instagram, Ana recomendó empezar por refrescar la piel lo antes posible. “Duchas con agua fresca (¡no fría!) Ayudan a calmar la inflamación”, indicó.
También insistió en hidratar bien la zona afectada con cremas calmantes como aloe vera o emulsiones hidratantes sin perfumes ni alcohol, y beber mucha agua para apoyar la recuperación desde el interior.
Protección solar
Por último, Ana recordó la importancia de evitar el sol en los días posteriores a una quemadura y no dudar en tomar antiinflamatorios si el dolor o la fiebre son intensos, siempre bajo consulta médica. Además, advirtió: “Si hay ampollas grandes, fiebre o malestar general, mejor consultar”.



