El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
En este sentido, una de las grandes preguntas que surgen es: ¿cómo y qué clase de energía nos aporta el amor? Un asunto que ha querido resolver Luis Muiño, psicoterapeuta, divulgador y escritor. Mediante una intervención en Aprendemos Juntos 2030, el ciclo de conferencias de BBVA, el invitado apuntó los principales detalles de su funcionamiento, destacando las afectaciones que puede tener en distintas áreas culturales y artísticas.
“El tema con el amor es que nos da una fuerza y una vitalidad increíbles. Si lo pensáis, muchas de las grandes obras que ha hecho el ser humano tienen que ver con el amor. Y no solo literarias y no solo culturales. Quiero decir, hay obras de ingeniería o arquitectónicas como el Taj Mahal que están hechas por amor. Yo creo que es una energía que puede ser muy creativa, y por eso todavía sigue seduciéndonos”, aportaba.
“Lo que yo propongo es tratar de conseguir canalizar esa energía de una manera mucho más positiva, más creativa, que sirva para algo más que para sufrir, que para estar pendientes del otro, que para dedicar la vida a una historia en la que ni siquiera cabemos en el siglo XXI. Yo creo que seguimos cayendo por esta adictividad que tiene el amor. Pero una vez que hemos caído, ¿Qué tal repensarlo? Es difícil”, insistía ante los asistentes a la conferencia.
El poder de nuestra cabeza
“O sea, os estoy hablando de un concepto, creo, muy complicado porque no es seguir las pautas de toda la vida. Entonces, tenemos que pensar formas nuevas de hacerlo. A mí me gusta mucho una definición de pareja que dice que ‘son dos personas que se juntan para resolver problemas que no tendrían si no estuvieran juntos’. Eso es el amor. Y a mí me encanta”, sentenciaba. En líneas similares se pronunciaba Alberto Soler sobre el funcionamiento de la autoestima.
“La autoestima es capaz de vernos a nosotros mismos de una manera equilibrada, de una manera realista y ser capaces de aceptar tanto aquellas cosas positivas que tenemos como las cosas que no son positivas. Pero la autoestima no es que no veamos nuestros defectos, que todos los tenemos, no, La autoestima es que seamos capaces de verlos y que estemos en paz con ellos. Entonces la autoestima no es nada mágico, sino que la base es una aceptación tranquila de quienes somos”, remarcaba.


