El psicólogo y escritor Borja Vilaseca estuvo presente en Mentes Expertas donde habló sobre el impacto que tienen las experiencias de la infancia en nuestra vida adulta.
Según el especialista catalán, esas heridas no se esfuman con el paso del tiempo, sino que se transforman en formas inconscientes de vivir, muchas veces cargadas de miedos, inseguridades y patrones repetitivos. “Las heridas de nuestra infancia no desaparecen, se convierten en patrones, miedos y bloqueos”, afirmó.
Borja explicó que estas heridas tienen su origen en distintas etapas del desarrollo emocional y psicológico, y que, de no ser abordadas, condicionan profundamente la forma en la que nos relacionamos con el mundo.
“Tenemos heridas que provienen de nuestro proceso evolutivo, de nuestro proceso psicológico, de nuestro nacimiento. Heridas inconscientes que, si no las sanamos, si no las iluminamos, si no las transformamos, son el oscuro motor inconsciente del cual creamos un personaje”, detalló.
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Desde su punto de vista, este “personaje” se construye con el objetivo de evitar el dolor emocional. Así, quienes se sienten imperfectos buscan desesperadamente la perfección, y quienes no se aman a sí mismos anhelan el amor externo.
“Como me siento imperfecto, quiero ser perfecto. Como no me amo, quiero ser amado. Ves un poco el juego del ego, ¿no? Y eso está destinado a colapsar”, explicó Borja, advirtiendo que esta estrategia, aunque comprensible, no es sostenible a largo plazo.

Se calcula que una de cada cinco personas puede haber vivido un trauma en la infancia
La clave, según el psicólogo, está en iniciar un proceso de introspección y autoconocimiento que permita ir más allá de las máscaras. “Esa es la awakening. Y comienzas a mirar dentro, despojas las capas y capas de la cebolla psicológica, y finalmente te reconectas con tu verdadero yo”, concluyó.