En los últimos años ha acumulado numerosos debates dentro de la Nutrición, tanto por sus ventajas como por sus puntos en contra, así como por toda clase de matices que conviene señalar. Sea como fuere, el ayuno intermitente se ha convertido en parte del día a día de muchas personas. La Academia Española de la Nutrición y Dietética (AEND) lo define como una restricción temporal de la ingesta de alimentos sólidos. El objetivo tiene que ver con que el organismo agote la glucosa y el glucógeno como fuente de energía y pase a hacer uso de las grasas, que se encuentran almacenadas en el cuerpo. Aunque esta sería la base teórica, en la práctica cabe señalar que existen diversos tipos de ayuno intermitente, en los que varían las ventanas horarias que se dedican al consumo o no de alimentos.
Los especialistas destacan algunos de los beneficios de esta práctica, entre los que se encuentran la pérdida o control de peso, la reducción de la inflamación o la mejora en el control de la insulina y el azúcar en sangre. También cabe mencionar otros aspectos positivos relacionados con la salud mental y emocional, como pueden ser el aumento de la euforia y de la concentración y la productividad, según la AEND. Sin embargo, igualmente importante es señalar que el ayuno intermitente no siempre es una opción saludable, ya que no está indicado para todo el mundo debido a que los efectos varían según la condición clínica y las necesidades nutricionales de cada persona. Por ejemplo, existen ciertas diferencias en cómo este ayuno afecta a hombres y a mujeres.
¿Cómo afecta el ayuno intermitente en hombres y en mujeres?
La clave en lo referente a las diferencias acerca de cómo influye el ayuno intermitente en hombres y mujeres reside en las hormonas. Ana Contreras, nutrióloga especializada en control hormonal, digestión y composición corporal, explica que, con esta práctica, los hombres consiguen una mejora de la sensibilidad a la insulina. A esto hay que sumarle un favorecimiento de la pérdida de grasa, el aumento de la masa muscular, una mayor adrenalina que exige más gasto energético y el incremento en la testosterona. La asociación entre una mayor masa muscular y los niveles de testosterona asociados a la fisiología de los hombres, según la especialista, provocan que se produzca un mejor manejo de la glucosa y la energía.
Por otra parte, cuando las mujeres realizan ayuno intermitente, este desencadena un aumento del cortisol, que ocasiona más estrés fisiológico, apunta la nutricionista. Entre sus consecuencias se encuentra la disminución de la leptina, de modo que se produce un desbalance hormonal que puede acarrear irregularidades menstruales, riesgo de amenorrea e hipotiroidismo subclínico, señala Ana Contreras.
Esto no significa que las mujeres no puedan realizar el ayuno intermitente, sin embargo, la nutricionista aconseja optar por una mayor flexibilidad, por ejemplo, optando por ayunos cortes de 12 a 14 horas. No obstante, hay ciertos casos en los que se debe evitar el ayuno intermitente, como es durante el embarazo. Los estudios que analizan los efectos del ayuno intermitente en diversos escenarios clínicos revelan que, en mujeres gestantes, el ayuno intermitente conlleva riesgos para la salud de la madre y del feto.


