David Callejo, médico: “Beber agua muy fría en verano puede hacerte sudar más que un té caliente”

Termorregulación inteligente

Aunque parezca refrescante, beber agua helada en pleno verano puede provocar el efecto contrario al esperado y hacer que el cuerpo active mecanismos que elevan aún más la temperatura

Adam Taylor, profesor de anatomía, explica por qué nunca deberías ducharte con agua fría en plena ola de calor: “Parece un alivio, pero en realidad puede que no ayude al cuerpo a enfriarse en absoluto”

David Callejo advierte que beber agua muy fría en verano puede aumentar la sensación de calor por la respuesta termorreguladora del cuerpo

David Callejo advierte que el agua muy fría puede aumentar el calor por efecto rebote del cuerpo 

Instagram | @davidcallejo10

Cuando el calor aprieta, es casi automático abrir la nevera, buscar hielo o pedir una bebida “muy fría”. Sin embargo, este gesto tan común podría estar saboteando nuestro propio bienestar térmico. Así lo explica el médico y divulgador David Callejo en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram (@davidcallejo10), donde lanza una advertencia clara: “Si bebes agua muy muy fría, bajará la temperatura interna y tu cuerpo activará mecanismos para volver a elevar esa temperatura, y eso te puede hacer sentir más calor”.

Cuando lo frío calienta más

El cuerpo reacciona al agua muy fría activando mecanismos que elevan la temperatura corporal

El cuerpo humano, recuerda Callejo, trata de mantenerse en equilibrio térmico en todo momento, “sea verano o invierno”. Y si ese equilibrio se altera de forma brusca, como al ingerir un vaso de agua casi congelada, el organismo responde con sus propios recursos. Entre ellos, aumentar el flujo sanguíneo o activar la sudoración. El resultado: sensación de calor, justo lo contrario a lo que se buscaba.

Entonces, ¿deberíamos empezar a beber té caliente como hacen en algunos países desérticos? Callejo aclara que “en algunas culturas beben tés y bebidas calientes cuando hace mucho calor. Eso les ayuda a sudar más y les ayuda también a termorregularse”, una estrategia que, aunque efectiva, “entiendo que cause mucho rechazo tomar algo caliente en verano”, reconoce.

Y no es para menos. Aunque esta práctica favorece la transpiración y ayuda al cuerpo a enfriarse de forma natural, al principio aumenta la sensación de calor, lo que puede resultar incómodo para la mayoría. Por eso, la recomendación más práctica, según el médico, es mantenerse hidratado con bebidas frescas, no heladas: “Lo ideal es que estén frescos para que nos apetezca beberlos, pero evita las bebidas casi congeladas que nos pueden hacer pasar más calor”.

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En resumen: hidratarse, sí. Pero con cabeza. Nada de llenar el vaso de cubitos si lo que queremos es sentirnos mejor. Un simple gesto puede marcar la diferencia entre aliviar el calor o potenciarlo sin darnos cuenta.

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