Educar a un hijo es, sin duda, uno de los mayores desafíos de la crianza. No existen manuales definitivos ni fórmulas universales, y a menudo, madres y padres se enfrenten a situaciones inesperadas sin saber exactamente cómo reaccionar. La buena noticia es que, gracias a internet, las redes sociales y la creciente oferta de libros especializados, hoy es más fácil acceder a orientación experta sobre cómo criar y comunicarse mejor con los niños.
Una de las voces más reconocidas en este campo es la de la psicóloga estadounidense Aliza Pressman, especializada en desarrollo infantil y acompañamiento familiar. Con más de dos décadas de experiencia, Pressman ha trabajado tanto con familias como con profesionales de la educación. Recientemente, fue invitada al pódcast de Mel Robbins, coach experta en desarrollo personal, donde compartió algunas de las claves que considera fundamentales para criar hijos emocionalmente sanos y resilientes.

Todos los sentimientos son bienvenidos. No todos los comportamientos lo son
“Todos los sentimientos son bienvenidos. No todos los comportamientos lo son”. Esta frase ha sido señalada por la psicóloga Aliza Pressman como el mejor consejo de crianza que ha escuchado. En una conversación con Robbins, Pressman explicó por qué esta idea puede transformar no solo la forma en que educamos a nuestros hijos, sino también la manera en que nos relacionamos como adultos.
En el momento en que eres consciente de algo, ya no puedes comportarte igual
Según la experta, muchas veces se intenta evitar que los niños sientan emociones desagradables, pero eso no es realista ni sano. “Se nos permite sentir lo que sentimos”, afirma. “Y es urgente que sepamos que está bien tener cualquier tipo de sentimiento. Pero eso no significa que podamos actuar de cualquier manera.”
Para ilustrar esta idea, Pressman compartió una anécdota personal. Cuenta como su hija, con solo cuatro años, llegó a ella muy angustiada y preocupada. “Creo que Dios va a estar muy enojado conmigo”, le dijo, y cuando su madre le preguntó por qué, la niña respondió: “Porque tuve un pensamiento horrible sobre mi hermana”.
Todos tenemos pensamientos que no nos gustaría que otros conocieran y sentimientos difíciles. Pero lo que importa es cómo actúas
Pressman le explicó con calma que tenía la libertad de pensar y sentir lo que quisiera y que no debía de sentirse mal por hacerlo. “Todos tenemos pensamientos que no nos gustaría que otros conocieran y sentimientos difíciles. Pero lo que importa es cómo actúas. Sentir eso es parte de ser humano”, explica la psicóloga.

Uno de los mitos más comunes en la crianza moderna, según Pressman, es creer que lo único que importa es que los hijos sean felices
Para la niña, ese momento fue un alivio. Y para su madre, una confirmación de que muchos niños y adultos necesitan saber que sentir algo negativo no te convierte en una mala persona. Lo importante es cómo decides actuar después de sentirlo. Esta filosofía se refleja también en su libro The 5 Principles of Parenting, donde desarrolla los cinco pilares fundamentales en la paternidad: relación, reflexión, regulación, reglas y reparación. Una obra que remarca que no se trata de criar hijos “perfectos”, sino personas emocionalmente conscientes, capaces de entenderse a sí mismas y a los demás.
Por ello, uno de los mitos más comunes en la crianza moderna, según Pressman, es creer que lo único que importa es que los hijos sean felices. Ella sostiene que ese enfoque puede generar niños frágiles emocionalmente, incapaces de enfrentar la frustración. En su lugar, propone un equilibrio entre amor y límites, donde los niños se sientan acompañados, pero también guiados.
Y lo más interesante es que este enfoque no aplica solo a la infancia. Como dice la psicóloga: “Si somos honestos, esto no se trata solo de crianza.” Aceptar los sentimientos propios y ajenos, pero establecer límites claros en la conducta, es algo que sirve en todas nuestras relaciones: con la pareja, en el trabajo, con amigos o incluso con uno mismo. Para Pressman, el simple hecho de detenernos a reflexionar antes de reaccionar ya marca la diferencia: “En el momento en que eres consciente de algo, ya no puedes comportarte igual.”