Arthur C. Brooks, experto en felicidad de Harvard: “Para muchos triunfadores, cuanto más elogios reciben, más les preocupa estar engañando a los demás”
Salud mental
El profesor de liderazgo en la Universidad de Harvard, habla de cómo aquellos que se plantean si son unos farsantes precisamente son los que no lo son en realidad
Arthur C. Brooks, profesor de liderazgo y felicidad en la Universidad de Harvard.
Muchos no son capaces de evitarlo: completan un proyecto fantástico, les llueven los elogios y se sienten como si estuviesen defraudando a alguien. Sentir inseguridad es habitual. Con el tiempo, las cosas se normalizan y se adquiere una mayor confianza. Sin embargo, hay quien no es lugar de superar esa situación, quedándose totalmente atrapado en un ciclo negativo de pensamientos y emociones sobre su propia capacidad o logros que pueda percibir.
Es lo que se conoce como el síndrome del impostor y, en estos tiempos que corren de comparaciones y redes sociales, está a la orden del día. Unos sentimientos de insuficiencia y fraude que surgen por la constante competitividad, la autoexigencia, la presión social y la comparación con las vidas de otras personas aparentemente perfectas.
Muchas personas sufren de síndrome del impostor.
Según escribe Arthur C. Brooks, experto en felicidad de la Universidad de Harvard; en un interesante artículo en The Atlantic, nadie se libra de sentirse así; hasta los más grandes creadores han creído que no merecían que se les elogiase por sus grandes obras, como le sucedió a Jon Steinbeck en Las uvas de la ira. “Para muchos de estos triunfadores, cuantos más elogios reciben, más les preocupa estar engañando a los demás”, señala Brooks. “Ni siquiera hace falta ser un genio para sentirse un impostor”.
“En el entorno actual, cuando la gente cultiva con ahínco una imagen en redes sociales que acentúa lo positivo y oculta lo negativo, cualquiera puede sentirse un fracaso y un farsante”, asegura el académico. Ahora bien, esto, aunque no lo parezca, es una “buena noticia”. Como indica Brooks, “el hecho de que tengas esa preocupación significa que probablemente no seas una farsante; el verdadero farsante está convencido de no serlo”.
Algunos tipos de personalidad son más propensas que otra a sufrir síndrome del impostor, como los perfeccionistas, escrupulosos o introvertidos
Aún con todo, el experto advierte que “sufrir el síndrome del impostor es ciertamente perjudicial para tu felicidad”. Por suerte, si experimentas el síndrome del impostor, tu bienestar casi seguramente se verá comprometido. Afortunadamente, existen varias maneras sencillas de tratar esta afección.
Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir el síndrome del impostor por una mayor presión y la carga de los estereotipos.
- No te hables a ti mismo como alguien a quien odias. Así como no le dirías, o no deberías, a tu pareja o a tu hijo que son unos idiotas incompetentes, deberías evitar hablarte así a ti mismo.
- Monitorea tu progreso. Da igual cómo seas o a qué te dediques, cuando te enfrentes a una tarea desafiante, intenta considerarla una oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Lleva un registro de tu progreso personal para crear un registro objetivo de tu avance hacia tus metas, en lugar de obsesionarte con lo que aún no has logrado.
- Busca apoyo. Crear o unirte a una comunidad de personas en una situación profesional similar puede ser muy útil. Esto te proporciona un grupo de iguales con el que puedes hablar con franqueza sobre tus inseguridades y descubrir que estas dudas son bastante comunes.
Arthur Brooks
El experto advierte, sin embargo, un pequeño fenómeno estrechamente relacionado con el síndrome: personas que, con falsedad, afirman ser impostoras, aunque no lo crean, por falsa modestia. “Nada es más falso, por supuesto, que esta apariencia de humildad”.
Aunque no se incluye en la lista de trastornos de salud mental como tal, existe una sintomatología por la que regirse para diagnosticar este síndrome. Las consecuencias de este síndrome pueden llevar a quien lo sufre a padecer otros trastornos de salud más graves, como depresión o ansiedad. Se recomienda buscar ayuda médica profesional especializada, con el objetivo de no desarrollar malestar y afecten a la salud mental de la persona afectada.