Elegir almohada parece una decisión menor hasta que el cuello empieza a quejarse. Nuria Márquez, fisioterapeuta especializada en salud postural, lo tiene claro: la clave para acertar no está en la etiqueta ni en la moda, sino en el propio cuerpo. “La altura de la almohada debe ser la distancia que hay entre tu oreja y el final de tu hombro”, explica en uno de sus vídeos de Instagram.
La altura perfecta de la almohada está en tu propio cuerpo
Nuria Márquez explica cómo medir desde la oreja hasta el hombro para acertar con la almohada ideal
Márquez subraya que la elección de la almohada es algo muy personal, pero hay un principio básico que sirve para todos: la altura debe respetar la alineación natural del cuello. “Esta almohada es la ideal para mí, como veis me llega desde la oreja hasta el final de mi hombro. Esta otra sería demasiado alta para mí y esta sería demasiado baja”, detalla mientras muestra ejemplos reales.
Una elección errónea puede parecer inofensiva, pero a largo plazo pasa factura. Una almohada demasiado alta forzará una inclinación antinatural de la cabeza, mientras que una demasiado baja provocará la caída del cuello, generando tensión muscular y afectando al descanso. “Lo importante es que la almohada distribuya el peso de forma uniforme, dando soporte al cuello sin crear puntos de presión”, apunta la fisioterapeuta.
Márquez también recalca la importancia de elegir materiales que ofrezcan buena transpirabilidad y regulación térmica, sobre todo en verano. “No debe deformarse y debe recuperar su forma fácilmente”, añade. Entre sus recomendaciones, el látex aparece como una opción ideal para quienes buscan firmeza y durabilidad, mientras que la viscoelástica con efecto memoria es perfecta para quienes priorizan la adaptabilidad.
Una almohada demasiado alta o demasiado baja descompensa tu cuello y arruina tu descanso”
“Si prefieres más firmeza, el látex puede ser ideal: resistente, duradero e hipoalergénico. Si buscas suavidad y adaptabilidad, la viscoelástica se ajusta perfectamente al cuello y la cabeza”, señala. También menciona las almohadas ergonómicas como una alternativa válida, siempre y cuando se adapten a la postura habitual de descanso.
Y un consejo práctico que muchos subestiman: viajar con tu propia almohada. “Si este verano te vas de viaje y puedes, viaja con tu almohada. Las de hotel o apartamentos muchas veces no se ajustan a tus necesidades… y tu descanso lo nota”, insiste Márquez.
Porque, como recuerda la fisioterapeuta, el descanso de calidad no depende solo de dormir ocho horas, sino de hacerlo con el soporte adecuado.