''El enfado es la emoción que necesitamos sentir para dejar ir a las personas cuando nos hacen daño'', señaló la psicóloga Laia Sabaté hace unos meses en sus redes sociales. Lejos de lo que muchos puedan pensar, el enfado -bien gestionado- es una de las emociones más importantes del ser humano. No solo es una reacción natural, también es un herramienta que nos ayuda a proteger nuestro bienestar emocional.
Nos alerta cuando algo nos hace daño, alguien ha cruzado nuestros límites o cuando percibimos una amenaza. En este sentido, hay personas que tienden a enfadarse con más facilidad que otras. Y según la psicóloga Silvia Severino, estas personas suelen compartir tres características en común.
A través de un vídeo publicado en su perfil de TikTok, donde acumula casi medio millón de seguidores, la especialista desvelaba los tres rasgos clave que definen a las personas que se enfadan fácilmente. En primer lugar, la psicóloga destacaba su ''corazón bueno y sensible''. Un rasgo que les hace sentir todo con más intensidad que los demás. ''Tanto lo bueno como lo malo y muchas veces la ira es su forma de protegerse'', aseguraba.
Por otra parte, la experta recalcaba que estas personas ''aman con fuerza, pero se sienten ignoradas''. ''Cuando aman lo dan todo y por eso se frustran cuando no se sienten valoradas'', explicaba. Por último, la experta hacía referencia a la decepción. ''Si las decepcionas se apagan por completo. No discuten, te ignoran con todo el alma'', señalaba a la vez que desvelaba que este rasgo no está ligado a otro de los sentimientos más comunes, el rencor, sino que lo usan como herramienta de ''protección''.
“Así que tranquilo, Minichuki, que no eres mala persona, simplemente tienes el cuerpo alterado”
En otra de sus publicaciones, la psicóloga desvelaba a su comunidad cinco consejos clave para respetarse más a uno mismo. Su primer consejo no pudo ser más contundente: ''Deja de suplicar. Quien quiere estar está, no mendigues amor, atención, ni validación externa''.
Tampoco es saludable aceptar menos solo por miedo a estar solo. ''Si tú no te reconoces, nadie lo hará'', añadía. Igual de importante es establecer límites. ''Deja claro lo que permites y lo que no permites. No estás aquí para que te pasen por encima'', señalaba. Y por último, Severino explicaba que lo mejor es dejar de buscar a aquellas personas que no te buscan. ''La energía que da debe ser recíproca'', dejaba claro a la vez que aseguraba que la opinión de los demás no te tiene que definir porque ''puedes perder el rumbo si vives para complacer a los demás''.

