En cualquier relación, el punto de partida está marcado por cómo se encuentra cada persona consigo misma. Cuando alguien arrastra inseguridades o siente un vacío personal, las decisiones que toma en el terreno afectivo pueden quedar condicionadas por esa carencia. Esa base influye tanto en la forma de vincularse como en la elección de la pareja, incluso aunque no sea consciente.
Por eso, reflexionar sobre el propio estado emocional antes de comprometerse con alguien puede cambiar por completo la manera en la que se vive el amor y las expectativas que se depositan en la relación.
Borja Vilaseca abordó este tema durante un breve vídeo colgado en su perfil de Instagram en el que compartió una idea que relaciona el bienestar interior con las elecciones sentimentales, y lo hizo citando a Sócrates.
Carencias
Reflexionar antes de comprometerse ayuda a evitar malas decisiones
El divulgador afirmó que “hasta que no estés en paz contigo, no sabrás si eliges por soledad o por amor”. Con estas palabras, subrayó la importancia de resolver los conflictos internos antes de iniciar una relación para que la motivación principal sea el afecto genuino y no el miedo a la ausencia de compañía.
La enseñanza que transmite esta frase apunta a que una elección hecha desde la necesidad de llenar un vacío personal suele generar relaciones frágiles y dependientes. Cuando el motivo de fondo es el temor a la soledad, cualquier vínculo se convierte en una solución temporal, más orientada a calmar una sensación incómoda que a compartir un proyecto vital con otra persona. En cambio, cuando la decisión nace de un estado de equilibrio personal, el amor surge de forma más libre y sin cargas emocionales que lo condicionen.
Este planteamiento también invita a replantear la forma en la que se interpreta el compromiso afectivo. No se trata únicamente de encontrar a alguien con quien compartir tiempo y experiencias, sino de que ese vínculo sea una elección consciente que no dependa de carencias internas. De este modo, las relaciones se construyen sobre una base sólida, con mayor capacidad para afrontar los retos y cambios que puedan surgir en el futuro.
En definitiva, la reflexión de Vilaseca recuerda que el primer paso hacia una relación sana pasa por alcanzar una relación estable con uno mismo. Cuando existe ese equilibrio, las decisiones sentimentales se apoyan en el deseo auténtico de compartir, y no en la urgencia de llenar un espacio que corresponde a la propia paz interior.