Paula Orell, psicóloga: “El cuerpo te intenta proteger con la cantidad de miedo y de ansiedad proporcional al daño que sufriste”

MIEDO Y ANSIEDAD

La experta explica cómo nuestras emociones responden al daño vivido y por qué la recuperación requiere tiempo, paciencia y seguridad

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Enfrentar el miedo y la ansiedad después de una experiencia dolorosa no es una señal de debilidad, sino una reacción natural del cuerpo que busca protegernos. Así lo explica la psicóloga Paula Orell, que a través de su cuenta de TikTok (@paulaorellpsico), donde ya cuenta con más de 180.000 seguidores, comparte reflexiones y recursos para comprender mejor los procesos emocionales que atravesamos.

En una de sus publicaciones más recientes, Orell relata una conversación con una paciente que, tras haber vivido una experiencia difícil, expresaba con frustración su deseo de volver a confiar: “Necesito dejar de sentir esta ansiedad, este miedo. Necesito volver a confiar”. Ante esta frase, la psicóloga ofreció una metáfora poderosa.

El miedo como forma de protección

¿El miedo se queda para siempre?

“Imagínate a una persona que estuvo en el mar, y con tanto oleaje, las olas le revolcaban y le hicieron mucho daño... ¿Cómo crees que se siente cada vez que se acerca a cualquier playa? Con miedo, ¿no?”, planteó Orell. De esta manera, comparó el trauma emocional con una experiencia física intensa.

“El cuerpo de esa persona va a intentar protegerla mandándole la cantidad de miedo y de ansiedad proporcional al daño que sufrió”, añade la psicóloga. Se trata de una respuesta instintiva que no busca sabotear, sino preservar la seguridad emocional.

La paciente, según cuenta Orell, preguntó entonces si ese miedo se quedaría para siempre.“Si te refieres al aprendizaje de que a veces el mar te puede hacer daño, sí. Pero si te refieres a tener este miedo cada vez que te acerques al mar, no”, le respondió la experta.

Eso sí, la psicóloga explica que el proceso de recuperación no consiste en ignorar lo vivido, sino en volver a acercarse al mar (la situación emocional) con cautela, validando lo aprendido, y eligiendo bien en qué condiciones hacerlo. “Necesitarás darte la oportunidad de poco a poco volver a bañarte en el mar. Pero siempre mirando antes si el mar está en calma o no”, remarca.

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Forzarse a confiar sin tener en cuenta las señales internas, advierte, solamente perpetúa el trauma. En cambio, avanzar desde la seguridad y el autocuidado permite, con el tiempo, volver a experimentar sin temor.

“Y no, no estoy hablando de mares”, concluye Orell en el vídeo. Su mensaje, más allá de lo simbólico, deja claro que el miedo no es el enemigo, es una señal. Y aunque puede ser intenso al principio, no está destinado a quedarse para siempre.

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