La neuropsicóloga y divulgadora Begoña del Campo lanza una advertencia clara: el uso constante del móvil y las redes sociales está alterando profundamente el funcionamiento de nuestro cerebro, “secuestrando la atención” y provocando un aumento generalizado de trastornos como la depresión, la ansiedad o el vacío emocional.
En una reciente entrevista en el pódcast A lo Grande, conducido por Marian Gamboa, Del Campo expuso con contundencia los efectos neurológicos del estilo de vida digital: “No es casualidad que la gente manifieste estados de depresión, ansiedad, vacío existencial e infelicidad. Es normal. Vivimos desconectados de la naturaleza y con el cerebro adicto a la tecnología”.
Un nuevo paradigma cerebral
Adicción a la inmediatez
Del Campo subraya que la constante estimulación del entorno digital ha modificado los circuitos de recompensa del cerebro: “Estamos viviendo en una sociedad de la inmediatez. El móvil y las redes sociales han secuestrado la atención”, afirmó.
De hecho, estudios en neurociencia han demostrado que el uso excesivo de dispositivos digitales dispara la producción de dopamina, la hormona del placer inmediato, a costa de reducir la serotonina, esencial para el bienestar emocional. El resultado, según Del Campo, es una infelicidad crónica que no siempre se identifica como tal.
4 estrategias para proteger la atención
Cómo recuperar el control
La experta propone cuatro estrategias prácticas para deshabituar al cerebro de la hiperestimulación digital y recuperar el equilibrio mental:
- Desconexión antes de dormir: Alejar el móvil al menos dos horas antes de acostarse, desactivar los datos y dejar el dispositivo fuera de la habitación.
- Momentos sin pantalla: Realizar actividades sin tecnología, como caminar, hacer ejercicio o simplemente descansar.
- Límites claros de uso: No permitir que las redes sociales tomen decisiones por nosotros. “Establece normas y respétalas”, recomienda Del Campo.
- Menos dopamina, más serotonina: Apostar por menos placer inmediato y más bienestar duradero.
Lejos de ser una moda, la idea de desconectar del móvil es, para Del Campo, una necesidad urgente de salud mental. “Desconectar no es perder el tiempo, es recuperar tu vida”, concluye.