El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Una solución válida para ello es la vía de la creatividad, sea mediante las artes plásticas, la composición musical o, por ejemplo, la literatura. Sea cual sea, muchos optan por la opción de la aventura. Un hecho que comentó Sebastián Álvaro, periodista y aventurero madrileño, en una conferencia dentro del ciclo Aprendemos Juntos 2030, de BBVA. El invitado expuso la necesidad de lanzarse y agarrarse a la vida.
“Solamente tenemos una vida. Y no hay ensayos. La vida es como es. Solo se nos da una oportunidad. Y podemos elegir de qué forma podemos querer vivir la vida. Decía Kipling que solo hay dos clases de personas. Las que salen a viajar y las que se quedan en casa a ver pasar la vida debajo de la ventana. Cada uno puede elegir. Pero yo creo que solamente merece la pena vivir la vida con aventura, con interrogantes, con incertidumbre”, exponía.
“Vivirla con entusiasmo, con pasión. La aventura es el único sitio, el único momento, la única forma en que podemos robar tiempo a la muerte. Porque el tiempo se detiene”, insistía. Aprendemos Juntos también dio altavoz a la figura de Isabel Allende, una de las escritoras de habla hispana más conocidas del planeta. Durante una de sus intervenciones, la chilena expuso las claves de una corriente muy extendida entre las páginas de sus obras: el realismo mágico.

Sebastián Álvaro, en el K2, en 2004
El poder de las palabras
“Tuve una abuela mágica. Entonces me crie con la idea de que el mundo es muy misterioso, de que no tenemos una explicación para todo lo que sucede. Las casualidades, los sueños proféticos, las coincidencias y tantas otras cosas que suceden todos los días que no podemos explicar ni controlar. Incluso las emociones humanas que a veces nos llevan a la guerra, nos llevan a hacer cosas extraordinarias y son emociones invisibles”, exponía.
“En el fondo son mágicas también. Entonces, el realismo mágico que aparece en la literatura latinoamericana en los años 60, 80, muy fuerte, no es un truco literario. Yo creo que es una manera de entender el mundo en que vivimos, especialmente en América Latina. Fíjate que en Venezuela yo coleccionaba recortes de prensa de las cosas locas que pasaban. Escribí Eva Luna con los recortes de prensa. Son anécdotas que salían en los periódicos”, añadía.