El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Esto también se traslada a los casi 7 millones de españoles menores de 16 años, según el Censo Anual de Población de 2024. El panorama actual en el mundo, sumado a las adicciones con pantallas y otros elementos electrónicos, han complicado la paternidad en distintos aspectos. Un hecho que ha querido contrastar la psicoterapeuta Milena González, durante una intervención en el ciclo de conferencias Aprendemos Juntos 2030, de BBVA.
“Para que nuestros hijos nos tengan confianza, lo básico es que seamos personas confiables. De hecho, la confiabilidad es uno de los parámetros de los seis parámetros que tenemos para ser base segura para establecer ese contacto, ese apego seguro con nuestros hijos e hijas. El primero de estos parámetros que tenemos en cuenta es la coherencia, o sea, que mis palabras sean coherentes con lo que yo le digo”, exponía.
“Si yo le digo, confía en mí, pues mis actos tienen que ser coherentes con lo que digo. Todo aquello que nosotros queremos que nuestros hijos aprendan, asegurémonos de haberlo conquistado primero en nosotros. Otro de estos parámetros es la fiabilidad como hablamos, o sea, la importancia de seres confiables para nuestros hijos, que si ellos realmente cuando se acercan a nosotros, ¿que quién se encuentra en un juez o alguien con quien pueden hablar? No”, sumaba.
Seis puntos clave
“Otro de esos parámetros es la responsabilidad. Esa responsabilidad significa cubrir suficientemente bien las necesidades emocionales, físicas, cognitivas, sociales de mis hijos. Otra es tener unos límites claros, vale, los límites son fundamentales. Yo a través del establecimiento de límites sanos, voy a enseñarles a mis hijos que ellos también tienen derecho a poner límites a los demás, incluido yo como papá, como mamá”, insistía.
“Un quinto punto es una aproximación no intrusiva. Y aquí hablamos como de ese equilibrio que tiene que haber entre esa protección que yo le brindo a mi hijo y a la vez Esa autonomía que yo le doy, el otro parámetro, que es el sexto parámetro para un apego seguro, es una mirada incondicional. ¿Cómo miramos a nuestro hijo cuando se equivoca? (…) ¿Cómo podemos ser personas confiables, o tener esa relación de confianza con nuestros hijos? Pues siendo personas fiables que inspiran esa confianza en ellos”, concluía.