Tal como señalan numerosos expertos en crianza e infancia, las experiencias vividas durante los primeros años de vida dejan una huella profunda en nuestra personalidad y en la manera en que nos relacionamos con los demás. Desde que somos pequeños, los estímulos a los que estamos sometidos nos obligan a actuar de una determinada manera, activando mecanismos de supervivencia que nos protegen de situaciones dolorosas.
Estos patrones de conducta que adoptamos para salir airosos en ciertos momentos pueden convertirse en una gran losa que cargamos durante la vida adulta, llegando incluso a afectar nuestras relaciones sociales y nuestra capacidad de toma de decisiones.

Mujer reflexionando en una ventana.
En una de sus últimas publicaciones en Instagram, el psicólogo Ángel Rull abordó el impacto que tienen las dinámicas que vivimos en la infancia y la adolescencia, y cómo influyen en nuestra vida adulta, llegando a una serie de conclusiones que compartió con su audiencia.
''A veces, nuestras conductas de hoy tienen raíces más profundas de lo que imaginamos… Nuestro niño interior sigue hablándonos. A veces con miedo, otras con tristeza, pero siempre con la esperanza de ser escuchado. Solo quiere sanar sus heridas'', empezó explicando el terapeuta.
Según explicó el creador de contenido, si una persona se presenta ahora como un adulto muy autoexigente, puede que fuera un niño al que le tocó asumir responsabilidades desde muy pequeño. Por el contrario, si se trata de un adulto demasiado complaciente al que le cuesta poner límites, puede que fuera un niño que recibió muchas críticas y se sintió rechazado.
''Los adultos muy dependientes de sus relaciones de pareja puede que fueran niños que crecieron en un hogar disfuncional y con una figura materna o paterna ausente. Si un adulto es autoexigente y perfeccionista, puede que de niño no le permitieran cometer errores o ponían expectativas demasiado altas sobre él'', señaló Rull en una de las infografías que preparó.
Autocompasión y autocuidado
''Nuestro niño interior nos quiere hacer escuchar lo que no sanamos en esa etapa y ahora nos marca como adultos'', sentenció el psicólogo en el post de la plataforma de color rosa.
En otra publicación reciente, Rull abordó otro tema relacionado: la importancia de tratarnos con amabilidad y compasión, y perdonarnos por lo que hicimos en el pasado. ''Perdonarte no significa olvidar lo que viviste, ni justificar lo que te dolió. Perdonarte es mirarte con compasión. Es dejar de exigirte haberlo hecho perfecto. Es darte el permiso de empezar de nuevo y ser más consciente de ti mismo'', sentenció el especialista.