Nuestro bienestar es clave para poder afrontar el día a día con relativa normalidad. En una sociedad cada vez más revolucionada en múltiples ámbitos, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados ante los distintos rompecabezas de la jornada. Sin embargo, la mente es un elemento que se tiene poco en cuenta. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Sobre esta cuestión, una de las figuras más conocidas por sus declaraciones es Mario Alonso Puig, doctor y fellow en cirugía por la Harvard University Medical School. El madrileño comparte sus conocimientos en entrevistas, conferencias y redes sociales, donde cuenta con millones de seguidores. Una de sus últimas reflexiones se centra en nuestra perspectiva sobre la felicidad, y cómo podemos distinguirla de impulsos externos.
“Para entender qué es la felicidad tenemos que distinguir la felicidad de aquello que se parece a la felicidad pero no es la felicidad. ¿Recordáis la fiebre del oro en los Estados Unidos? Hubo personas que se llenaron de alegría porque creían que habían encontrado oro. Brillaba como el oro, era amarillo, era un metal, era duro... Era pirita de cobre. Pero claro, hasta que se dieron cuenta de que eso no era oro de verdad, más feliz que una perdiz”, exponía en Aprendemos Juntos 2030.
“¿Cuál es la diferencia entre la felicidad y el bienestar subjetivo? La misma que entre el oro y la pirita de cobre. ¿Qué es bienestar subjetivo? El goce de los sentidos. Estamos aquí en un sitio precioso, un estudio maravilloso, no tenemos frío, estamos cómodos, si necesitamos agua nos dan agua, bienestar subjetivo. Lo aprovecha cada uno. Nuestra sociedad, engañosamente, nos dice que el bienestar subjetivo es lo mismo que la felicidad”, recalcaba.
Diferenciadas
“Por eso vivimos mal, tan centrados en nosotros mismos. Y entonces lo que nos interesa es el poder, la fama y la fortuna. Eso no es la felicidad, la felicidad es el gozo del corazón. Por tanto, si es el gozo del corazón, la felicidad viene de dentro, mientras que el bienestar subjetivo viene de fuera. ¿Qué ocurre? Que estamos tan distanciados del interior que creemos que como sólo hay exterior esto es la felicidad. No, esto es bienestar subjetivo”, insistía.
“Entonces, ¿cómo conectamos con la felicidad? Para mí, La felicidad siempre es compartida. Es para mí imposible experimentar la felicidad si no tienes la vocación de que otra persona la experimente. El bienestar subjetivo no tiene por qué ser compartido. Yo me puedo comer una manzana riquísima, me la como yo y yo lo disfruto. Pero la felicidad es cuando yo me importas tanto tú que divido la manzana en dos y de repente digo, madre mía, pero qué rica está esta manzana”, concluía.


