Nuestro bienestar es clave para poder afrontar el día a día con relativa normalidad. En una sociedad cada vez más revolucionada en múltiples ámbitos, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados ante los distintos rompecabezas de la jornada. Sin embargo, la mente es un elemento que se tiene poco en cuenta. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Sobre esta cuestión, una de las figuras más conocidas por sus declaraciones es Mario Alonso Puig, doctor y fellow en cirugía por la Harvard University Medical School. El madrileño comparte sus conocimientos en entrevistas, conferencias y redes sociales, donde cuenta con millones de seguidores. Una de sus últimas reflexiones se centra en nuestra perspectiva personal, cómo nos vemos ante el mundo y cómo afrontamos los obstáculos.
“El momento en el que una persona reconoce que en el plano de la materia comete errores, tiene deficiencias pero en un plano más profundo, el plano del espíritu es una persona inocente, y es una persona que vale la pena y que es digna de ser amada, es impresionante lo que pasa. No he encontrado creencia más profunda que esa, y que pueda ser más demoledora. Yo soy un gran seguidor de la dimensión metafísica de Einstein”, comentaba en una entrevista.
“Einstein decía que la pregunta más importante que nos podemos hacer es la siguiente, ¿vivo en un universo hostil o en un universo amigable? Cuando comprendemos que, más allá de nuestros errores, en lo profundo somos inocentes y dignos de amor, algo se transforma de manera poderosa. La clave está en la mirada”, recalcaba. Un tópico sobre el que también se pronunció en una conferencia del ciclo Aprendemos Juntos 2030.
Pensar mejor de ti mismo
“El propio Albert Einstein decía que la pregunta más importante que nos podemos hacer es una. ¿Vivo en un universo hostil o en un universo amigable? Porque esa pregunta, dependiendo de cómo la respondemos, va a afectar directamente a cómo vivimos la vida. ¿Qué sucede cuando yo me pregunto, vivo en un universo hostil, y contesto sí? Vamos a ver, con lo pequeñito que yo me veo en un universo tan poderoso, estoy todo el día con un canguelo”, exponía.
“Y si estoy todo el día con un canguelo, activo lo que se llama el sistema nervioso simpático, de forma sostenida. Esa activación del sistema nervioso simpático reduce el riego en ciertas áreas del cerebro, con lo cual pienso con menos claridad. En segundo lugar, me pone a la defensiva. Entonces alguien me pregunta, ¿cómo estás? ¿Por qué? Y luego, además, el sistema nervioso simpático es un sistema ergotrópico, y quiere decir que consume energía”, sumaba.


