El azúcar es uno de los sabores que más atrae a la mayoría de la gente. Y no es de extrañar, desde la infancia se le asocia con el placer y la recompensa. Además, los dulces, elaborados principalmente a base de azúcar, están presentes en los momentos de celebración y también aquellos días de tristeza o cansancio, actuando como un refugio o solución emocional instantánea para cualquier situación.
Aunque su sabor resulta agradable, a largo plazo puede empeorar la salud. Así lo explica el médico William Arias, especializado en Microbiota, Obesidad y Diabetes, quien ha compartido a través de sus redes sociales lo perjudicial que puede ser este tipo de alimentos, relacionándolos con enfermedades como la depresión, ansiedad o el colesterol.

Azúcar.
“Y si te dijera que tu antojito de dulce podría estar saboteando tu salud mental? El azúcar tiene un lado oscuro que nadie te ha contado. Tu cerebro sufre cada vez que comes azúcar… y no es una exageración. Provoca neuro-inflamación, bajones de dopamina, fatiga mental y más. Y lo peor es que no te das cuenta,” afirma Arias. “Cada vez que comes azúcar, tu glucosa sube y baja bruscamente. Ese vaivén desajusta neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. El resultado es irritabilidad, ansiedad, bajones emocionales y menos motivación”, añade.
Con estas palabras, Arias subraya que, aunque muchas veces pensamos que el azúcar mejora el ánimo, en realidad tiene un impacto importante en el cerebro y en la regulación de la glucosa en sangre. Al consumirlo, la glucemia sube rápidamente, pero luego desciende de forma abrupta. Esto hace que afecte directamente a la dopamina y la serotonina, neurotransmisores vinculados con la motivación y la felicidad.
Esa ‘neuro-inflamación está conectada con síntomas depresivos, fatiga y pérdida de enfoque
Con el tiempo, lo que puede ser un alivio momentáneo puede generar inflamación crónica en el organismo, que poco a poco daña órganos, incluido el cerebro. Cuando la inflamación afecta al sistema nervioso central, se asocia con depresión, cansancio e incluso dificultades de concentración. “El azúcar genera inflamación silenciosa, incluso en tu cerebro. Esa ‘neuro-inflamación está conectada con síntomas depresivos, fatiga y pérdida de enfoque”, señala.
El exceso de azúcar también altera la microbiota intestinal. Es decir, las bacterias que habitan en el intestino y que cumplen un papel esencial en la digestión, la inmunidad y la comunicación con el cerebro. Por eso, cuando esta microbiota se desequilibra, aparecen síntomas como ansiedad, cambios de ánimo y tristeza.
Arias se apoya en el meta-análisis Asocciation of sugar consumption with risk of depression and anxiety: a systematic review and meta-analysis (2024) para sustentar estas afirmaciones. Este estudio incluye a 40 estudios, con más de 1,2 millones de personas, demostró que el consumo excesivo de azúcar aumenta en un 21% el riesgo de depresión. Además, reveló que el efecto era más pronunciado en mujeres, probablemente por la interacción entre factores hormonales, inflamatorios y la microbiota intestinal.
“El azúcar no solo afecta a tu cuerpo y hormonas… ahora sabemos que tu estado de ánimo también paga el precio”, concluye. Para reducir estos riesgos, Arias recomienda prestar atención a los ‘azúcares ocultos’ presentes en alimentos que consumimos en nuestro día, como puede ser los panes, cereales, salsas y otros alimentos. Lo más conveniente es disminuir su ingesta progresivamente, ya que las restricciones extremas suelen ser más difíciles de mantener en el tiempo.
Según el médico, para comenzar a notar cambios se requiere un mínimo de 7 a 14 días sin exceso de azúcar, un periodo en el que muchas personas pueden experimentar una mejora de ánimo, menos ansiedad y mayor energía y claridad.