El cardiólogo Aurelio Rojas se ha amparado en la ciencia para dar su aportación sobre un debate habitual: ¿es mejor ducharse por la mañana o por la noche?
Para el especialista, en lo empírico se halla la respuesta. Más allá de lo higiénico, la ducha nocturna representa un auténtico “truco científico de longevidad”, al favorecer un descanso reparador y reducir riesgos para la salud.
“Ayuda a regular la temperatura corporal, facilita el inicio del sueño y mejora la calidad del descanso profundo”, explicó el experto en su post de Instagram.
Como argumento empleó un metaanálisis publicado en Sleep Medicine Reviews (2019) analizó 17 investigaciones y concluyó que ducharse con agua caliente entre 40 y 42,5 °C, una o dos horas antes de dormir, mejora significativamente la latencia del sueño, la eficiencia y la duración total del descanso.
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Entre los beneficios demostrados de esta rutina, el cardiólogo destacó que disminuye el tiempo necesario para conciliar el sueño, incrementa las fases de sueño profundo y reparador, fortalece la memoria y el sistema inmunológico, y mejora el estado de ánimo.

Mujer dándose una ducha
“Dormir bien reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y deterioro cognitivo”, recordó el especialista, subrayando que los efectos van mucho más allá de sentirse descansado al día siguiente.
“La ducha nocturna no es solo higiene: es uno de los mejores trucos científicos de longevidad”, concluía el cardiólogo en su publicación.