El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Esto también se traslada a los casi 7 millones de españoles menores de 16 años, según el Censo Anual de Población de 2024. Una situación que se amplifica con la vuelta a los estudios en septiembre, y la expectativa de cumplir con los objetivos marcados en el currículum educativo. Rocío Ramos-Paúl, psicóloga que encarnó a la conocida Supernanny en Cuatro, concretó el papel de los progenitores durante una entrevista en el programa Herrera en COPE.
“Yo creo que los padres se tienen que implicar lo menos posible. O sea, no se puede ser todo. Profe también no se puede ser. Y además genera... Es de las cosas que más bronca genera entre padre e hijo. O madre e hija, ¿no? Entonces yo creo que hay que decirles: ‘Venga, ¿qué tarea quieres hacer? Llámame después de intentar realizarla’. ¿De acuerdo? Y una vez que tú ya la hayas realizado lo que hago es que te contesto las dudas que tengas”, comentaba.
“¿Por qué? Pues porque una cosa que tiene que ver con el aprendizaje y la asimilación de conocimiento también es enfrentarse sólo a la tarea. Se aprende muchísimo mejor si yo llevo los deberes mal hechos, que estos los padres lo llevan fatal, entonces mucho mejor el niño que lleva los deberes mal hechos y los corrige ya con el profesor en el colegio”, añadía. Marina Marroquí, educadora social, añadía en Cadena SER la necesidad de gestionar y filtrar situaciones como el primer amor.
Rocío Ramos-Paúl en una imagen de archivo
Romper estereotipos
“El primer amor es un tsunami que lo arrasa todo, ¿no? Ya lo dice Ismael Serrano, el amor es eterno mientras dura. Entonces, es muy importante, como todo lo que va surgiendo en la adolescencia, prepararle antes. O sea, tenemos que ir preparando cuando todos estos cambios ya físicos y psicológicos van surgiendo, que eso va a pasar. Y luego yo creo que aquí hay dos cosas muy importantes: cómo abordamos lo que va a sentir y cómo lo reflejamos en la familia”, exponía.
“Quiero decir, creo que como familias tenemos que empezar a romper el ‘Yo conocí a tu padre a los 14 años, ha sido el único hombre con el que he estado y este amor ha sido eterno y lo supe en el momento que lo vi’. Sigue pasando, no sueles contar que a lo mejor tu padre no fue el primero pero fue el mejor, o ya no lo fue y por eso no está en casa. Y creo que desmitificar ese único amor es súper importante para que después, sobre todo cuando fracase el primero a los 15, todo no se derrumbe”, sumaba.


