El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
En este sentido, una de las grandes preguntas que surgen es: ¿cómo podemos afrontar nuestros objetivos en mal estado? Un asunto que ha querido resolver Guillermo Prieto “Pirry”, periodista y documentalista colombiano. Mediante una intervención en Aprendemos Juntos 2030, el ciclo de conferencias de BBVA, el oriundo de Tunja destacó la vital importancia de persistir para llegar a cumplir algún punto de nuestra lista vital.
“Pongo en una balanza mis inseguridades, las dificultades, los temores, el peligro, incluso las amenazas. Y en el otro lado de la balanza pongo las ganas. Las ganas siempre pesan un poquito más. Siento que las ganas es lo que hace que uno persista. Y hay que persistir incluso cuando parece que no hay salida. Me parece que cuando uno ve más negro el panorama es cuando más hay que persistir. Muchas veces sentía en mi carrera que esto ya no iba para ninguna parte”, decía.
“Y siento que lo que me ayudó es que a pesar de que decía, me levantaba de la cama y decía esto no va a pasar nada, hacía el trabajo de persistir. Esas ganas creo que están muy relacionadas con los sueños. A nosotros nos enseñan o nos tratan de decir en las charlas de motivación que todos los sueños son posibles. No lo son. O sea, yo me sueño con llegar a Júpiter, pero la humanidad quién sabe cuándo va a llegar a Júpiter”, reflexionaba.
A por nuestros sueños
“Tener un sueño y luchar por él no es la garantía de que vas a hacer realidad ese sueño. Pero tener ese sueño y no luchar por él es la absoluta garantía de que no vas a estar ni cerca. Los sueños no van a venir a tocarte a la puerta. La vida no va a venir a tocarte a la puerta. Hay que salir a buscar los sueños, a buscar la vida. Y hay que meterle ganas, porque al final... Créanme, el sueño es espectacular. Cumplir el sueño es espectacular, pero dura diez minutos”, sentenciaba.
“Uno mira hacia atrás y se da cuenta que lo emocionante es estar persiguiendo el sueño. Por eso uno cumple un sueño y quiere tener otro, cumplir otro. Y se nos olvida regocijarnos y disfrutar el momento, la experiencia, inclusive cuando es dura, cuando te duele, cuando lloras. Al final, la mezcla de todo eso es lo que hace que la vida valga la pena”, concluía.