José Luis Marín, psiquiatra: “Hoy la tristeza está criminalizada. Te dicen que tienes que estar bien, sonreír, ser positivo todo el tiempo, pero es inútil e insostenible”
Felicidad
Para el psiquiatra José Luis Marín, “la tristeza es una emoción preciosa, que te permite pararte, pensar, hacer autocrítica, pedir ayuda”
José Luis Marín, psiquiatra: “Estamos obligados a vivir en una 'happycracia' en la que si no eres feliz 24 horas diarias la sociedad te expulsa”
Cuando escuchamos la palabra tristeza, solemos pensar en algo “negativo”, una emoción incómoda que conviene apartar rápidamente para dejar espacio a la alegría y al optimismo. Sin embargo, rechazarla empobrece nuestra vida emocional e incluso nos impide disfrutar plenamente de las demás emociones. La tristeza, lejos de ser un fallo, cumple una función esencial: nos ayuda a regular lo que sentimos, a comprendernos mejor y a impulsar nuestro propio crecimiento personal.
Así lo recuerda el Dr. José Luis Marín López, psiquiatra y psicoterapeuta con más de 40 años de trayectoria. Reconocido por su visión integradora de la psiquiatría, la psicoterapia y la medicina psicosomática, ha sido un referente en el desarrollo y aplicación de la Psicoterapia Breve, un modelo eficaz para abordar trastornos emocionales y psicosomáticos. Su trabajo no solo ha transformado la práctica clínica, sino que también ha contribuido a la formación de miles de profesionales de la salud mental.
La tristeza, lejos de ser un fallo, cumple una función esencial: nos ayuda a regular lo que sentimos, a comprendernos mejor y a impulsar nuestro propio crecimiento
Para el psiquiatra José Luis Marín, “la tristeza es una emoción preciosa, que te permite pararte, pensar, hacer autocrítica, pedir ayuda”. Por ello, lamenta que una emoción tan humana y con un valor evolutivo innegable, se haya criminalizado. “Tienes que estar contento todo el rato, porque lo que nos han vendido desde el pensamiento positivo y desde los medios de producción de bienes de consumo es que tenemos que estar absolutamente y permanentemente felices.”, señala el doctor.
Esa euforia que suele confundirse con la felicidad es insostenible e inútil. La verdadera felicidad tiene mucho más que ver con la paz interior
Querer estar feliz todo el rato puede tener efectos muy dañinos. La obligación de mostrarse siempre alegre genera frustración y culpa cuando aparecen emociones como la tristeza o el enfado. Esta represión emocional, además de agotadora, puede desembocar en ansiedad, depresión o incluso en síntomas físicos como insomnio o dolores de cabeza. También afecta a nuestras relaciones: al ocultar la vulnerabilidad se pierde autenticidad y se dificulta la conexión profunda con los demás.
La búsqueda compulsiva de felicidad, muchas veces alimentada por las redes sociales o el consumo, nos hace depender de estímulos externos en lugar de cultivar la paz interior. Al final, esta visión distorsionada de la vida nos impide aceptar que la existencia incluye también momentos grises, y nos priva de las lecciones que la tristeza y el malestar traen consigo, bloqueando nuestro autoconocimiento y crecimiento personal.
El psiquiatra destaca además que en un mundo donde se busca la felicidad constante pasamos por alto que las emociones son pasajeras y que, por tanto, querer instalarse en alguna de ellas de forma permanente es insostenible. “Esa alegría, ese estar contento, esa euforia que se asocia falsamente a la felicidad es insostenible e inútil”, señala el psicólogo, y añade que cuando hablamos de felicidad en realidad nos referimos más a la paz y a la tranquilidad con uno mismo que al simple hecho de sentirse alegre o contento.