A lo largo de su trayectoria en redes sociales, la psicóloga Marta Martínez Novoa ha compartido numerosas reflexiones sobre el amor propio, la autoestima y el bienestar emocional. Desde que empezó a combinar su trabajo en consulta con la divulgación en internet, ha buscado educar a su audiencia ofreciendo herramientas de empoderamiento e información práctica para fomentar el autocuidado.
Hace unos días, la creadora digital compartió en su cuenta oficial de Instagram una publicación en la que habló sobre la presión social a la que estamos sometidos desde la infancia. Explicó que, por miedo a no encajar o a generar desagrado, muchas personas terminan actuando en función de la opinión ajena.
''A veces nos olvidamos de algo básico: no estás aquí para convencer a nadie de tu valor. Quien quiera verlo, lo verá. Quien no, no lo verá aunque te dejes la piel al máximo intentándolo. Tu vida no es un escaparate, ni tampoco un examen constante'', empezó diciendo la destacada terapeuta.
La psicóloga insistió en que no tenemos nada que demostrar a nadie. Lamentó que muchas veces pasemos la vida intentando convencer a los demás de que somos buenos y valiosos, como si la mirada ajena fuese imprescindible y la validación de otros un trofeo que debemos ganar cada día.
Mujer reflexionando en una ventana.
Según su experiencia en terapia y su criterio como profesional de la salud mental, quien quiera verte, te verá, y quien quiera entenderte, te entenderá. Por ello, no es necesario desgastarse dando pruebas constantes: ''Quien no quiere valorarte no lo hará aunque te esfuerces el doble. Cuando entiendes esto, ya no tienes que rendir cuentas ni justificarte a cada paso. Te quedas con lo mejor: tu energía, tu paz y tu verdad''.
La vida debe vivirse para uno mismo
A modo de conclusión, Martínez Novoa explicó que está acostumbrada a recibir en consulta a muchas personas que sienten una necesidad desesperada de demostrar constantemente que merecen la pena, como si un jurado invisible evaluara cada uno de sus pasos.
Tal como explicó la autora de El síndrome de la chica buena y Que sea amor del bueno, tanto ella como muchas de sus compañeras psicólogas trabajan este problema social con sus pacientes, ayudándoles a recolocar la mirada de fuera hacia dentro. Es decir, a hacerles ver que la vida debe vivirse para uno mismo y que no merece la pena hacer o dejar de hacer algo solo por el 'qué dirán' o por no molestar.
