Inés Moreno, traumatóloga: “Una escultura del Renacimiento muestra una lesión médica mejor que una resonancia”

Recreación histórica

La Piedad, de Miguel Ángel, en Ciudad del Vaticano

La Piedad, de Miguel Ángel, en Ciudad del Vaticano

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El mundo de la medicina avanza a pasos agigantados a cada año que pasa. Las investigaciones se multiplican en distintos países, al mismo tiempo que lugares como el Hospital Clínic de Barcelona innovan constantemente sobre sus tratamientos y métodos de operación. Sin embargo, con frecuencia es el propio cuerpo el que sigue sorprendiéndonos, con capacidades más allá de nuestra comprensión.

Un hecho que Inés Moreno, más conocida como Traumatóloga Geek en redes sociales, ha añadido a su miniserie de crónicas médicas. La divulgadora suele indagar en distintos puntos de la línea temporada para rescatar personajes y ocurrencias de profesión, desde Florence Nightingale hasta el rey Sancho I de León. En esta ocasión, se ha centrado en cómo una escultura mítica representa a la perfección una lesión verídica.

“Una escultura del Renacimiento muestra una lesión médica mejor que una resonancia, y la firmó Miguel Ángel. Fíjate en La Piedad, no en la Virgen, en el brazo derecho de Cristo. No hay fuerza, no hay tensión, no hay nada, está más colgado que lunes sin café. Y no es drama renacentista, es un hombro subluxado de manual. Una caída del brazo por lesión del plexo braquial. Cuando los nervios se apagan y el hombro dice yo aquí ya no trabajo”, comentaba.

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“Y eso lo ves en traumatología, neuro, incluso en UCI. Pero Miguel Ángel lo vio con sus ojitos de 1499, y lo clavó en mármol como si fuera un modelo de Anatomía de Grey. No lo sabía, no lo estudió, pero lo intuyó. Con una precisión quirúrgica que asusta. Ese brazo caído no es arte. Es una puñetera clase de medicina. Así que la próxima vez que veas la piedad y digas ‘qué bonito’, recuerda esto: estás mirando una luxación de hombro esculpida con bisturí mental”, añadía.

Inmunes a las roturas

Moreno también desveló un gran detalle tras la expresión “Los niños son de goma”: “¿Te han dicho que los niños tienen huesos de chicle? Pues en parte sí, pero eso puede ser una trampa. Los niños tienen una ventaja, el periostio, una funda elástica que recubre el hueso y lo mantienen más unido que un grupo de WhatsApp familiar. Por eso cuando se caen no siempre suena crack, a veces se doblan. Rama joven que cruje de un lado y se rompe del otro. A veces ni el niño llora mucho”.

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“Sigue jugando, tú le pones hielo. Pero si no se trata, el hueso puede soldar torcido. Y por si fuera poco, curarán rapidísimo. Una fractura que a ti te tumba tres meses, ellos la curan como si fuera un resfriado. Así que si no te fijas en ese superpoder, puede dejarles el brazo más torcido que tu ex en navidades. Mi consejo como cirujana, si lo dudas, tráelo. Y se lleva su yesito, con dignidad y dinosaurio”, destacaba.

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