Martina Foulkes, psicóloga argentina en España: “Este trabajo supone una gran exposición emocional, por eso el trabajo personal es clave porque se activan también nuestras emociones, heridas e historias de vida”
Salud mental
Desde La Vanguardia hablamos con Martina Foulkes, psicológa y co-fundadora de Tot Amb Tu junto a María Eugenia Passalia
“Nuestra misión es acompañar la vida en toda su complejidad, respetando la singularidad de cada persona y fomentando su participación activa en cada decisión”, explica Foulkes
Martina Foulkes, psicóloga
“Cada vez hay más sensibilidad hacia la idea de que una persona es una complejidad que no se puede reducir a síntomas”, afirma Martina Foulkes Wagner, psicóloga licenciada por la Universidad de Buenos Aires y actualmente residente en España, en una entrevista para La Vanguardia. La salud mental ha sido durante años un tema tabú, al que hasta hace poco no se le había dado el reconocimiento ni el lugar que le corresponde.
Con el tiempo, junto con el avance profesional y de los sistemas sanitarios, comenzamos a comprender que las personas no se reducen solo a síntomas: hay que mirar más allá. “Es una cuestión de conciencia sobre la importancia de respetar a la persona y escuchar sus necesidades.” Bajo esta idea nace Tot Amb Tu.
La empresa se fundó en 2018, con Foulkes como codirectora junto a Eugenia Passalia Castro, su compañera desde el inicio. “Lo creamos porque veíamos las limitaciones de algunas instituciones para acompañar de forma más cercana a las personas. Siempre pensábamos lo enriquecedor que sería poder estar con ellas en situaciones de la vida cotidiana: acompañarlas en visitas con la familia, salir a la calle mientras estaban ingresadas o ayudarles a ensayar experiencias en comunidad, construyendo confianza a través del vínculo ya creado”. Desde la entidad trabajan con personas con temas de salud mental, diversidad funcional (intelectual, física, sensorial), personas con problemas de salud orgánicos, en fin de vida, trasplantes o diagnósticos muy complejos. “Nuestro objetivo es acompañar de manera cercana y adaptarnos a las necesidades reales de cada persona. Nosotras somos quienes nos adaptamos, no al revés”, destaca.
Foulkes comenzó su trabajo como psicóloga en el Hospital público y en la Universidad de Buenos Aires, tras graduarse a los 24 años. “Tenía una estabilidad profesional que podía haber mantenido toda la vida entre el hospital y la universidad, algo que me gustaba y que había sido siempre mi objetivo. Pero también sentía la necesidad de abrirme a otras experiencias, así que solicité una beca y me fui a estudiar a París”, confiesa. Tras vivir una experiencia preciosa en Francia, descubrió otro enfoque de la salud mental: “centrado en la vida y la salud, no tanto en psicofármacos, diagnósticos o estigmas”. Aquello le ayudó a transformar su forma de pensar y entender el trabajo con las personas en momentos delicados, tanto en situaciones puntuales como en diagnósticos crónicos.
Posteriormente, se mudó a España para dar vida a su proyecto: “Aquí se incluye a la familia, a la pareja, a los hijos, a otros profesionales y también a la sociedad. Porque los problemas de salud mental no son solo de la persona, nos involucran a todos. Me parece fundamental esta mirada más solidaria, cotidiana, de respeto y de dejar de ser tan anónimos para poder reconocernos y apoyarnos mutuamente”, cuenta. Su filosofía es clara: “Un diagnóstico no define a nadie. Cada persona, incluso compartiendo un mismo diagnóstico, tiene su propia historia, necesidades y particularidades. Nuestro trabajo consiste en adaptar las herramientas profesionales a lo que realmente se requiere, a domicilio, en consulta o en un hospital”.
De qué manera un acompañamiento adecuado puede mejorar la autonomía y el bienestar de las personas en situación de vulnerabilidad
Según Foulkes, lo primero es entender cuáles son las necesidades, deseos y expectativas de la persona respecto a su vida. “A partir de ahí construimos un dispositivo de acompañamiento, definiendo quién le acompaña, en qué momento, con qué objetivos y qué herramientas son necesarias”, explica. Además, revisan cómo evoluciona el proceso, qué se debe ajustar y qué nuevos objetivos deben plantearse: “Es un camino vivo que se adapta a la persona en todo momento”. La experta cuenta que trabajan siempre en conjunto. “Tenemos formación en psicología, integración social, educación, cuidados asistenciales y psiquiatría”, expone. Además, aclara que cada acompañamiento se organiza de manera particular, pensado en equipo, porque la complejidad requiere respuestas complejas.
Acompañamiento
“Compartimos pensamiento, pero también emociones. Estos trabajos implican mucha exposición emocional, y contar con herramientas teóricas y espacios de encuentro nos ayuda a procesar lo que sentimos como profesionales. El trabajo personal es fundamental, porque en acompañamientos tan cercanos se activan también nuestras propias emociones e historias de vida”, explica. “Por ejemplo, acompañar un ingreso involuntario a las cinco de la mañana una noche cualquiera o cualquier situación de alta vulnerabilidad emocional es muy removedor. Ahí necesito tener claro qué emociones son mías y cuáles pertenecen a la situación para poder acompañar lo mejor posible”. Contar con un espacio de trabajo personal, ya sea a través de la formación teórica, la supervisión clínica, el análisis grupal o el trabajo de autocuidado personal, permite a los profesionales procesar lo que sienten, reconocer sus límites y diferenciar sus vivencias de las de la persona atendida.
El trabajo de las expertas se basa en escuchar activamente, dejando de lado los prejuicios y atendiendo de verdad las preferencias y necesidades de la persona desde el “tú sabes lo que necesitas y yo pongo mis herramientas y escucha a tu disposición”. La confianza nace de reconocer a la persona como protagonista de su proceso y la empatía es fundamental. “Está en la escucha, en reconocer a la persona que tienes delante y en tener curiosidad genuina por cómo piensa, cómo siente y qué necesita. Mi criterio profesional está presente, pero la protagonista es siempre la persona y su proceso. Nuestro papel es estar a disposición para acompañar desde ahí”, expone.
Foulkes recuerda que estos trabajos conllevan una intensa carga emocional, y que disponer de herramientas teóricas y espacios de encuentro resulta clave para procesar lo que sienten como profesionales. “El trabajo personal es fundamental, porque en acompañamientos tan cercanos también se activan nuestras propias emociones, heridas e historias de vida”, concluye. En definitiva, el trabajo personal no es un complemento opcional, sino un requisito ético.