Uno de los hábitos saludables más importantes, y que también conviene inculcar a los hijos desde pequeños, tiene que ver con una correcta hidratación. El agua resulta determinante para emprender diversas funciones del organismo, por ejemplo, el correcto desempeño del sistema gastrointestinal, el buen funcionamiento del cerebro, el alivio del cansancio o la regulación de la temperatura corporal, entre otros. La cantidad de agua que hay que beber al día suele variar entre los dos y los tres litros, aproximadamente. Aunque esto dependerá de diversos factores, por ejemplo, el nivel de actividad física, la temperatura exterior, la salud de cada persona o su edad, según señala la Universidad de Harvard.
No obstante, a muchas personas les resulta difícil alcanzar estas cantidades mínimas en el consumo de agua. Por ello, una de las mejores formas de lograrlo consiste en asegurarse de tener una botella llena siempre disponible. Aunque, también hay que tener en cuenta ciertas consideraciones en cuanto a esto, concretamente a la hora de escoger el material con el que está fabricada.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de escoger una botella para el agua?
La experta en Biotecnología Lucía Almagro advierte sobre el uso de algunas botellas de plástico, debido a los efectos perjudiciales sobre la salud que estas pueden acarrear, sobre todo en el caso de los niños. “La mayoría de estas botellas están fabricadas con una mezcla de plásticos que están numerados como 7, como puedes ver en el triángulo de reciclaje”, explica, haciendo referencia a la marca que estos recipientes suelen situar en su base.
La especialista insiste en la importancia de no hacer uso de esta clase de materiales y buscar otras alternativas más favorables. “Intenta evitar, en la medida de lo posible, este tipo de plástico, ya que suele contener moléculas como el Bisfenol F o el Bisfenol S, cuya evidencia científica está empezando a demostrar efectos similares al del BPA”. Este término hace referencia al Bisfenol A, un compuesto químico orgánico sintético que se utiliza para fabricar plásticos como el de algunas botellas de agua y otros recipientes reutilizables para almacenar alimentos.
Sin embargo, se trata de una sustancia considerada como peligrosa por la Unión Europea, debido a que se asocia con daños oculares, reacciones alérgicas, irritación en las vías respiratorias y alteraciones de la función reproductiva, entre otros, según advierte el Consejo Europeo de Información Alimentaria. “Una molécula que nadie se tomó en serio al principio y que ahora Europa la ha prohibido y ha reducido la dosis segura hasta 20.000 veces”, apunta Lucía Almagro.
Como alternativa más segura, la biotecnóloga recomienda recurrir a otros materiales disponibles en el mercado: “La mejor opción para beber agua puede ser en botellas de cristal o de acero inoxidable, que, si tienes hijos, son muy duraderas”. Y, en el caso de usar plástico, el más aconsejable es el polipropileno, que se identifica con el número 5.


