La psicóloga Roser Gort advirtió en sus redes sociales sobre el vínculo entre el descanso deficiente y los atracones nocturnos, una conducta que va más allá de un simple problema con la comida.
“Muchas veces los atracones nocturnos no son solo un problema con la comida, sino un síntoma de un descanso que no está funcionando bien”, explicó.
Según Roser, la falta de sueño altera las hormonas encargadas de regular el apetito: disminuye la leptina, responsable de generar sensación de saciedad, y aumenta la grelina, que estimula el hambre.
“¿El resultado? Más antojos, más impulsividad, y más dificultad para frenar una vez empiezas a comer. Y esto se agrava por la noche, cuando el cuerpo está cansado y el cerebro busca una recompensa rápida”, señaló.
Atracón por la noche
La psicóloga añadió que los hábitos de cena también influyen en este círculo vicioso. Cenar tarde, sobre todo con alimentos ultraprocesados o ricos en grasas, activa el sistema metabólico en un momento en el que el organismo debería centrarse en la reparación nocturna.
“Esto no solo fragmenta tu sueño: también reduce la eficacia metabólica nocturna. Tu cuerpo procesa peor los nutrientes, cuesta más dormir y cuesta más quemar lo que comes”, dijo.
Dormir mal
La combinación de sueño insuficiente y mala alimentación puede favorecer el aumento de peso, incluso manteniendo la misma ingesta calórica.
“Cuando duermes poco o mal, al día siguiente comes más y peor. Y así entras en un círculo vicioso que impacta en el peso, el estado de ánimo y la salud metabólica en general”, concluyó Roser en su post.



