Norberto Abdala, médico psiquiatra: “Si bien cualquier persona puede sufrir rumiación, quienes tienen más propensión a padecerla son los individuos introvertidos, ansiosos o perfeccionistas”

Salud mental

Hay personas que son más proclives a padecer este trastorno, conocido popularmente cuando la mente da vueltas sobre lo mismo

Norberto Abdala, médico psiquiatra

Norberto Abdala, médico psiquiatra

Clarín

Muchas personas presentan pensamientos que vuelven una y otra vez a su mente, y aunque trate de descartarlos y olvidarlos no lo logran ya que tornan a presentarse de forma persistente. 

En general, tienen tres características:

1. Están enfocados en el pasado, es decir, en eventos que ya han ocurrido, tratando de analizarlos y buscando sentido a esas situaciones pasadas.

2. Es un proceso pasivo ya que la persona no puede tomar ninguna acción concreta para resolver el problema.

3. Los mismos pensamientos se repiten una y otra vez sin llevarlo a nuevas o posibles soluciones.

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Este proceso llamado rumiación ha sido definido por la Asociación Americana de Psicología como “pensamientos excesivos, repetitivos o temas que interfieren con otras formas de actividad mental”.

Pueden versar sobre infinidad de contenidos, aunque suelen estar centrados en hechos pasados, en temores actuales o en preocupaciones sobre el futuro. Aunque resulten posibles confundirlos con las obsesiones y los pensamientos negativos existen sutiles diferencias entre ellos.

De manera esquemática, se pueden mencionar que, aunque la rumiación y los pensamientos obsesivos son repetitivos, la rumiación está más enfocada en el pasado e implica un velado reproche personal, mientras que los pensamientos obsesivos lo están sobre el presente y generan compulsiones (rituales) para intentar neutralizar la ansiedad que generan.

Young woman sitting at the bed and looking through the window

Rumiación

Getty Images

Otra diferencia es que la rumiación no conlleva la búsqueda activa de soluciones, mientras que los pensamientos obsesivos generan tanta angustia que obliga a buscar acciones para suprimirla.

Los pensamientos negativos pueden ser muy variados y están centrados en interpretar negativamente tanto la realidad actual como los rasgos de la personalidad de quien los sufre. 

En la rumiación la atención está centrada en un hecho del pasado y afecta el bienestar emocional por la culpa y el reproche que genera la vivencia de objetivos incumplidos y su diferencia con las expectativas que se esperaban. Tanto es así que las personas raramente rumian cuando alcanzan la meta prevista.

La rumiación no es una enfermedad en sí misma, pero sí es un proceso que está en la base de la mayoría de los trastornos depresivos, en la ansiedad generalizada, en el estrés postraumático, en trastornos de alimentación, en la hipocondría, en los duelos o en las adicciones.

¿Quiénes son más proclives a padecerla?

Determinar el porcentaje exacto de influencia de la rumiación en la producción de cuadros depresivos es algo complejo ya que son muchos los factores que pueden contribuir a la aparición de estos, pero la rumiación suele ser un factor importante.

Incluso, puede llegar a ser un factor de predicción ya que las personas que rumian tienen una mayor probabilidad (30 a 40%) en padecer depresión. A su vez, la rumiación -como en círculo vicioso- la sostiene y hace que sea más inefectivo el tratamiento antidepresivo.

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Si bien cualquier persona puede sufrir rumiación, quienes tienen más propensión a padecerla son los individuos introvertidos, ansiosos o perfeccionistas.

Con un adecuado tratamiento psicoterapéutico y farmacológico el mecanismo de rumiación puede ser mejorado o, incluso, ser superado.

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