Rachel Woods, nutricionista: “Seguir una dieta de estilo mediterráneo se ha relacionado repetidamente con la diversidad del microbioma y la reducción del riesgo de enfermedades”

Salud

Algunas medidas sencillas incluyen consumir alimentos fermentados que aportan los prebióticos que necesitan los microbios saludables

Rachel Woods, nutricionista:

Rachel Woods, nutricionista: “Seguir una dieta de estilo mediterráneo se ha relacionado repetidamente con la diversidad del microbioma y la reducción del riesgo de enfermedades”

Cuando María Branyas Morera murió en 2024 a los 117 años, no solo dejó recuerdos. También dejó un regalo a la ciencia: muestras de su microbioma.

Los investigadores descubrieron que su intestino era tan diverso como el de una persona varias décadas más joven, rico en bacterias beneficiosas asociadas con la resiliencia y la longevidad. 

Su hábito diario de tomar yogur y su dieta mediterránea pudieron tener mucho que ver. Aunque no todos heredamos “genes afortunados”, cuidar nuestro microbioma podría ser una manera de favorecer la salud a lo largo de toda la vida.

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En un estudio reciente publicado en Cell Reports Medicine, los científicos presentaron lo que podría ser la investigación más detallada jamás realizada sobre una supercentenaria (una persona de 110 años o más). 

Antes de su muerte, Branyas accedió a participar en un proyecto destinado a descubrir cómo había logrado vivir una vida tan larga y saludable.

Al comparar sus muestras con las de personas que no habían alcanzado edades tan excepcionales, los resultados genéticos no sorprendieron: Branyas poseía variantes protectoras que la resguardaban frente a enfermedades comunes. Pero los investigadores también estudiaron algo sobre lo que sí tenemos cierto control: el microbioma intestinal.

María Branyas Morera, fotografiada en 2023

Maria Branyas Morera, fotografiada en 2023

EFE

Este microbioma es la inmensa comunidad de bacterias, hongos y otros microorganismos que habitan en el intestino. Ayudan a digerir los alimentos, producen vitaminas, influyen en el sistema inmunitario e incluso se comunican con el cerebro. Aunque nuestros genes tienen un papel limitado en su formación, la dieta y el estilo de vida son factores mucho más determinantes.

Normalmente, con la edad, los microbiomas intestinales pierden diversidad —la variedad de especies microbianas— y disminuyen las bacterias beneficiosas como Bifidobacterium. Esta pérdida de diversidad se ha relacionado con la fragilidad.

El intestino de Branyas, sin embargo, contaba otra historia. Su microbioma era tan diverso como el de un adulto joven, y especialmente rico en la familia bacteriana Bifidobacteriaceae, incluido el género Bifidobacterium.

En la mayoría de las personas mayores, estas bacterias disminuyen, pero en Branyas se mantenían en niveles elevados, como ya se había observado en otros centenarios y supercentenarios. 

Los investigadores concluyeron que este microbioma inusualmente “joven” pudo haber contribuido a mantener su salud intestinal e inmunitaria, apoyando así su extraordinaria longevidad.

Bacterias del intestino, microbioma

Bacterias del intestino, microbioma

iStockphoto

Las Bifidobacteria son de los primeros microbios que colonizan el intestino de un bebé y se consideran beneficiosas durante toda la vida. Los estudios las relacionan con un mejor funcionamiento del sistema inmunitario, protección frente a trastornos gastrointestinales y ayuda en la regulación del colesterol.

Su dieta ofrecía una pista de por qué mantenía niveles tan altos de Bifidobacterium: Branyas tomaba tres yogures al día, cada uno con bacterias vivas que favorecen el crecimiento de este género bacteriano. 

Además, seguía una dieta mediterránea, un patrón alimentario que se ha vinculado de forma constante con una mayor diversidad del microbioma intestinal y una mejor salud general.

Otros alimentos que estimulan el crecimiento de Bifidobacterium incluyen el kéfir, la kombucha y las verduras fermentadas, como el kimchi y el chucrut. Estos alimentos contienen probióticos, bacterias vivas que pueden asentarse en el intestino y aportar beneficios para la salud.

Granos de kéfir de leche probiótica orgánica

Granos de kéfir de leche probiótica orgánica

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Pero los probióticos necesitan “combustible”: los prebióticos, fibras que nuestro cuerpo no puede digerir pero de las que se alimentan nuestros microbios. 

Los prebióticos se encuentran en cebollas, ajos, puerros, espárragos, plátanos, avena y legumbres. Juntos, probióticos y prebióticos ayudan a mantener un microbioma equilibrado.

Por supuesto, se trataba del estudio de una sola persona, y los científicos no afirman que su microbioma explique por sí solo su longevidad. Su vida excepcional fue, casi con toda seguridad, el resultado de múltiples factores entrelazados: genes protectores, un metabolismo eficiente, baja inflamación y, muy posiblemente, el apoyo de un microbioma intestinal diverso y saludable.

La investigación sobre el microbioma avanza rápidamente, pero todavía nadie sabe cómo es el “microbioma perfecto”. En general, una mayor diversidad se asocia con mejor salud, aunque no existe una receta única para vivir más tiempo. 

Aun así, el caso de Branyas refuerza una idea cada vez más aceptada: cuidar un microbioma diverso y beneficioso se asocia con una mejor salud y mayor resiliencia.

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Dieta mediterranea

Getty

No podemos elegir nuestros genes, pero sí podemos cuidar nuestras bacterias intestinales. Algunas medidas sencillas incluyen consumir alimentos fermentados —como yogures con cultivos vivos, kéfir, kimchi y chucrut—, así como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, que aportan los prebióticos que necesitan los microbios saludables.

Seguir una dieta de estilo mediterráneo —basada en verduras, frutas y cereales integrales, con aceite de oliva como grasa principal, pescado y legumbres con frecuencia, y poca carne roja, productos ultraprocesados o azúcares añadidos— se ha relacionado una y otra vez con mayor diversidad del microbioma y menor riesgo de enfermedades.

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Estos hábitos no garantizan una vida de más de 110 años, pero sí se asocian con menor riesgo de cáncer, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

La vida de María Branyas Morera nos recuerda que la longevidad depende de un equilibrio delicado entre genética, estilo de vida y biología. No podemos controlar todos los factores, pero cuidar nuestro microbioma intestinal es un paso significativo hacia una salud duradera.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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