¿Por qué repetimos comportamientos que sabemos que nos hacen daño? ¿Por qué, incluso conociendo nuestros patrones, volvemos una y otra vez a lo mismo? Esta es una de las preguntas más frecuentes que Ángela Fernández escucha en su consulta. Y es, también, el punto de partida de una de sus últimas publicaciones en TikTok, desde su cuenta @angelaprs.psicologia, donde reflexiona sobre los límites del entendimiento racional en los procesos de cambio.
Para ella, el problema no es no saber. Al contrario. Muchas personas llegan a terapia con un nivel de autoconocimiento importante, con lecturas, reflexión, incluso con diagnóstico. Pero eso, señala, no siempre se traduce en transformación. “Entender y conocer el porqué de un problema no lo soluciona. Lo puedes saber exactamente... y aun así repetirlo”, advierte.
La mente sola no es suficiente
Cambiar desde la experiencia, no solo desde la idea
El motivo, explica, es que entender no es lo mismo que integrar. El conocimiento intelectual está en la mente, pero los patrones que repetimos están grabados también en el cuerpo y en las emociones. “Nuestro cerebro emocional aprendió hace años ciertas respuestas automáticas: protegerse, huir, cerrarse...”, señala la psicóloga.
Cuando solo usamos la razón para analizar lo que nos pasa, lo que estamos haciendo, según Fernández, es observar esos patrones, no transformarlos. “Para que algo cambie, necesitamos experimentarlo de forma distinta y sentirnos seguros haciéndolo. Ahí es donde el cerebro empieza a abrir nuevos caminos”, explica.
“Entender el porqué de un problema no basta; integrar, sentir y practicar son claves para lograr un cambio real”
Este enfoque también ayuda a entender por qué muchas personas expresan contradicciones emocionales en su día a día. “Sé que no debería sentirme culpable al descansar, pero me siento así”, es una frase que, según cuenta, escucha con frecuencia. Y la respuesta está en esa diferencia entre lo que sabe la mente racional y lo que aún no sabe el cuerpo emocional.
La parte que guarda recuerdos, vivencias pasadas, heridas y reacciones automáticas, necesita algo más que información para cambiar. Según la experta, necesita práctica, seguridad y experiencia emocional.
En resumen, entender lo que nos pasa es importante, y muchas veces es el primer paso. Pero si no lo llevamos al cuerpo, si no lo sentimos y lo practicamos en nuestra vida, el cambio se queda solo en la superficie. Como recuerda Ángela Fernández, solo cuando integramos lo que sabemos en todos los niveles (mental, emocional y físico), empieza realmente la transformación.


