La bióloga Mónica Pérez habló en sus redes sociales sobre la inflamación crónica de bajo grado, una condición que, según explica, puede ser la raíz de numerosos trastornos modernos.
“¿Sabías que la inflamación crónica de bajo grado puede estar detrás de muchísimos síntomas y patologías actuales?”, planteó la experta, señalando que este proceso puede manifestarse en problemas digestivos, desequilibrios hormonales, fatiga persistente, dolor crónico o incluso enfermedades autoinmunes.
Mónica detalló que la alimentación es uno de los pilares fundamentales para mantener la inflamación bajo control. En su guía de alimentos antiinflamatorios, destacó opciones como los frutos rojos, ricos en polifenoles y antocianinas; el pescado azul, fuente de ácidos grasos omega-3 con potente acción antiinflamatoria; las verduras de hoja verde, que reducen marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva; y el té verde, por su contenido en EGCG, un antioxidante natural.
Frutos rojos, ricos en antioxidantes
“El omega 3 bloquea mediadores inflamatorios como las prostaglandinas derivadas del omega 6”, puntualizó la bióloga, recordando la importancia de un equilibrio nutricional adecuado.
Además de la dieta, Mónica mencionó varios suplementos con evidencia científica que pueden apoyar al organismo en su proceso de regulación inflamatoria. Entre ellos, citó el omega-3 (EPA/DHA), la cúrcuma con piperina o liposomal, la vitamina D —clave en la regulación inmunitaria— y probióticos específicos como Lactobacillus rhamnosus GG o Bifidobacterium infantis.
Omega 3
“Ciertas cepas modulan el sistema inmune y reducen mediadores inflamatorios... mejores resultados si se combinan con dieta adecuada”, dijo.
Por último, la bióloga hizo hincapié en la importancia de los hábitos de vida antiinflamatorios, recordando que el bienestar no depende solo de lo que se come.
Dormir entre siete y nueve horas, mantener el cuerpo en movimiento, respetar los tiempos de digestión y gestionar el estrés son, según Mónica, claves para reducir la producción de citoquinas inflamatorias y equilibrar el sistema inmunitario. “Dormir mal = más inflamación, más cortisol, más fatiga”, advirtió.



