La médica Marta González-Corró hizo hincapié en que el descanso y el ejercicio físico son pilares fundamentales para mantener una buena salud metabólica y controlar los niveles de glucosa en sangre.
En su post de Instagram, la especialista advirtió que “dormir poco aumenta la resistencia a la insulina y el riesgo de obesidad”, ya que la falta de sueño eleva las hormonas del estrés, como el cortisol, que reduce la eficacia de la insulina y dificulta que las células capten la glucosa.
Este desequilibrio hormonal, sumado a la liberación de citocinas proinflamatorias y a la alteración de hormonas del apetito como la grelina y la leptina, puede contribuir al aumento de peso y a un mayor riesgo de enfermedades metabólicas.
La doctora subrayó que el descanso insuficiente no solo impacta el metabolismo, sino que también puede generar un círculo vicioso en el que la glucosa se mantiene en niveles altos (hiperglucemia) y las células responden peor a la insulina. “Estos efectos hacen que la glucosa en sangre se mantenga elevada, perpetuando la resistencia”, explicó.
Dormir bien
En cambio, destacó el papel del ejercicio físico, especialmente el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT), como una herramienta eficaz para mejorar la sensibilidad a la insulina y regular el azúcar en sangre.
“El ejercicio HIIT hace que los músculos sean más sensibles a la insulina, facilitando la entrada de glucosa desde el torrente sanguíneo”, detalló Marta.
Mujer haciendo una rutina HIIT
Este tipo de entrenamiento, basado en ráfagas breves de actividad intensa alternadas con períodos cortos de recuperación, incrementa el gasto energético y estimula el uso de la glucosa como fuente de energía, mejorando así el metabolismo.
Entre los ejercicios recomendados por la médica se encuentran los burpees, saltos de tijera, sentadillas con salto, zancadas dinámicas, flexiones y saltar a la cuerda, todos ellos con el objetivo de activar grandes grupos musculares y favorecer la respuesta metabólica.
Por último, Marta concluyó que tanto el sueño adecuado como la actividad física regular son esenciales para prevenir la resistencia a la insulina y sus consecuencias a largo plazo, como la diabetes tipo 2.



