El pasado 14 de octubre, Sandra, una chica de 14 años que estudiaba en las Irlandesas de Loreto de Sevilla, se suicidó tras sufrir acoso escolar por parte de tres compañeras. Los padres de la niña habían hablado con el centro escolar en repetidas ocasiones, ya que la estudiante vivía con verdadera angustia cada vez que debía acudir al instituto. Sin embargo, nada cambió.
En los últimos días, debido a este caso, el bullying se ha convertido en uno de los principales temas de conversación en nuestro país, especialmente después de que la Junta de Andalucía concluyera que el centro no activó el protocolo de acoso ni el protocolo ante conductas autolíticas, no avisó a los padres de las supuestas acosadoras ni informó a los profesores de la menor.
Sandra no se quitó la vida,se la quitaron,la arrinconaron hasta hacerlo.
— kunfupandasisoy🤐🎬 (@kunfupandasisoy) October 17, 2025
Sandra solo quería dejar de sufrir,no dejar de vivir.
Dejar atrás lo insoportable que era su día a día,dejar atrás la humillación,la vergüenza,
Sandra huyo del sufrimiento y la desesperanza. pic.twitter.com/scD7o5LQmk
Ante el momento social que estamos viviendo, la psicóloga Júlia Martí quiso aportar su granito de arena compartiendo una profunda reflexión sobre el acoso en su cuenta oficial de Instagram: ''Muchos adultos creen que el bullying es cosa de niños, pero el acoso no desaparece con la edad: solo cambia de forma. Se disfraza de sarcasmo, de juicio o de silencio''.
''Desde la mirada sistémica, no basta con señalar a quien agrede. El problema se sostiene en las dinámicas que lo rodean: la burla que se normaliza, el espectador que calla y una cultura que premia la humillación. Resolverlo de raíz no pasa solo por sancionar conductas, sino por revisar nuestras propias actitudes adultas'', señaló la experta.
Tal como comentó, muchas personas dicen estar en contra del bullying, pero se suman al silencio ante una situación injusta; critican el cuerpo de alguien desde un perfil anónimo; se burlan del acento, la forma de vestir o la manera de hablar de otro; utilizan el 'era una broma' para justificar una humillación; o dicen las cosas sin filtro, sin importar cómo hacen sentir a los demás con sus palabras.
Un problema que va más allá
Además de realizar como sociedad un arduo proceso de visibilización y concienciación que abarque desde las aulas con los profesores hasta los hogares con los padres, la autora de Mujeres que se exigen demasiado explicó que la única forma de erradicar el bullying es empezar a revisar nuestras propias incoherencias como adultos.
Martí quiso dejar claro que el bullying es un problema real que va más allá de la edad y el entorno, por lo que es imprescindible aunar fuerzas y actuar para combatirlo.
