El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
En el aspecto físico, la alimentación saludable y el ejercicio regular son las claves más destacadas, pero a menudo cuesta mantener buenos hábitos durante un periodo extendido de tiempo. Sin embargo, esto puede reducirse a pequeños detalles, que después resultan en diferencias muy significativas. Uno de ellos lo presentaba la nutricionista Isabel Belaustegui, destacando cómo seguir los pasos de conocidos puede no funcionar en nuestro cuerpo.
“En el exceso de peso no hay una única causa, hay múltiples y cada una de ellas puede estar siendo el punto clave en una persona y no serlo en otra. Y si solamente hacemos lo que vemos que funciona a un amigo, un primo, un familiar, una compañera de trabajo y no es lo que a nosotros nos va bien, vamos a estar malgastando energía y ahondando en esa frustración de la que hablabas”, comentaba en el podcast A lo Grande, con Marian Gamboa.
“Lo primero, saber cuál es el combustible adecuado, que para adelantar podemos resumirlo en una dieta natural variada de colores con alimentos reales y evitar aquello que nos perjudica, que por resumirlo es todo lo ultraprocesado, lo que viene en plásticos, lo que contiene alimentos para los que no estamos bien adaptados como el trigo, el azúcar, los edulcorantes artificiales…”, sumaba, destacando también el poder de los aceites.
Lo más natural posible
“Y una sustancia del que ya se va oyendo hablar, y creo que es algo positivo, que son los aceites refinados, los aceites vegetales puros. Son muy buen alimento para nosotros: un aceite de oliva virgen extra un aceite de girasol virgen puro, original, el aceite de coco extra... pero cuando estos aceites vegetales son procesados para obtener líquidos más bonitos, más palatables, para obtener más rendimiento, extraer nutrientes de ellos, se convierten en sustancias que directamente nos dañan a nivel metabólico”, explicaba.
“Cuando tenemos flexibilidad metabólica, podemos recurrir a la glucosa o a la grasa según las circunstancias. Si hemos comido y si hemos comido alimentos ricos en carbohidratos, el pan, la pasta, las galletas, la verdura, utilizamos la glucosa para obtener energía y aplicarla en las funciones vitales. Cuando estamos en ayunas o cuando comemos alimentos ricos en grasas, entonces cambian las clavijas de toda esta maquinaria que es el metabolismo y se orienta la obtención de energía a la quema de la grasa”, expresaba en otro momento de la entrevista.


