El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Una de las claves es conocer las dos partes distintivas del sistema nervioso: el simpático y el parasimpático, equivalentes al acelerador y el freno de nuestro cerebro. Ismael Roga, daba las claves en el podcast Hábito Zero: “Si yo, como ciudadano de a pie, quiero ver cómo está mi sistema nervioso y en qué punto me encuentro, me encuentro simpático o parasimpático, no para saber qué técnica empleo”.
“La hiperactividad simpática cursa normalmente con el típico paciente que yo digo que está pasado de vueltas, que tiene respiración superficial, que tiene pensamientos muy constantes, que tiene las pulsaciones altas, la tensión alta, el típico que siempre el que decimos que anda estresado es este estado de hiperactividad simpática. ¿Y cómo identifico entonces que un paciente está en hiperactividad para simpática dorsal, que está en bloqueo?”, exponía.
“Pues paciente con apatía, desgana, falta de fuerza, falta de motivación. Si lo tuviera que desglosar te diría que el paciente con mayor tendencia a la ansiedad está más en la hiperactividad simpática y el paciente que está en la depresión, más hiperactividad parasimpática. Entonces, sabiendo dónde me encuentro ahora, ya sé que si estoy en hiperactividad simpática, para regular tengo que activar el parasimpático; y si estoy en el parasimpático, tengo que activar el sistema nervioso simpático, para llevar la balanza a un equilibrio”, añadía.
Sueño natural
Recientemente, Roga también se pronunció sobre la forma ideal de dormir y despertarse: “¿Qué pasa si yo pongo un despertador, como la vida moderna nos marca, y me despierto al final de fase REM? Porque si yo me despierto de manera natural en fase REM, como me despierto en ondas beta de vigilia, me despierto con energía, con fuerza, con ganas. Pero si yo pongo un despertador y me pilla en plena fase de ondas delta profunda, me levanto que necesito cuatro cafés para empezar el día. Porque mi cerebro todavía no está ahí. Está en esas fases profundas”.
“Entonces, es súper importante entender cómo se estructura el sueño, esta estructura, esta arquitectura del sueño, para entender cómo podemos optimizarlo. La clave, ¿no? Y cualquier dispositivo que mida la calidad del sueño te va a medir. FAST te pone sueño superficial, sueño profundo y sueño REM. ¿Qué sería? Sueño superficial está N1, N2. Sueño profundo N3 y fase REM. Y hay que pasar por todas las fases”, añadía.


