La alimentación es un mundo lleno de curiosidades, misterios, descubrimientos y, sobre todo, platos deliciosos. Cada cultura tiene una forma distinta de comer, usando distintos ingredientes y métodos de elaboración. Sin embargo, algunos de ellos podrían comportar algún que otro problema a la hora de consumirlas. Una de las grandes cuestiones es la forma de conservarlos, especialmente si suelen permanecer en el frigorífico o el congelador.
Tal es el caso, por ejemplo, de los yogures y huevos, que además cuentan otro elemento distintivo: la fecha de consumo preferente. Esta afecta a productos con distintas características de aquellos con fecha de caducidad, lo cual puede provocar problemas en la salud si no se gestionan adecuadamente. Cristina Lora, experta en seguridad y tecnología alimentaria, estudiaba la cuestión en el podcast de Hábito Zero, definiendo dicho concepto.
“¿Los yogures caducan? No. Los yogures tienen fecha de consumo preferente. Y los yogures, esto les pasa y también a los huevos. Los huevos no caducan. Los huevos también tienen fecha de consumo preferente. La diferencia, rápido y veloz, es que cuando algo caduca significa que ya ha llegado su tiempo en el que tengo que tirarlo. Porque ahí microbiológicamente ya no es seguro”, definía, describiendo cómo el consumo preferente se refiere a una pérdida de características.
“Pero la fecha de consumo preferente es que te estoy diciendo yo como productor del producto ‘oye, yo he hecho analíticas y he visto que a partir de aquí es seguro’. Pero que si tú te lo comes una o dos semanas después y sigue siendo seguro a nivel microbiológico, pero a nivel de características organolécticas, textura, sabor, color, va descendiendo cada día. ¿Qué pasa? Entonces, ¿qué pasa? Un huevo, imagínate que ponía fecha de consumo presente para hoy”, ejemplificaba.
De más a menos
“¿Significa que tengo que tirar todos esos huevos o ese yogur? No, puedo comérmelo hasta una semana después, incluso hasta dos si yo lo he refrigerado correctamente y no he hecho locuras. Solo que obviamente no va a tener la frescura que tenía cuando ya ha vencido esa fecha de consumo preferente”, aclaraba. Un caso similar ocurre con los yogures, aunque puede variar drásticamente entre naturales, edulcorados y saborizados.
“Con el tema yogur, en el tema de los yogures naturales, como no tiene aditivos y al final son bacterias y tiene una alta acidez, pues digamos que puedo tomármelo incluso hasta dos semanas después y no pasa nada. Pero claro, ya si nos metemos en yogures que sean muy azucarados o yogures muy artificiales, que tengan mucho saborizante, aromas, etc., ya ahí sí que es verdad que tendría que respetar un poquito más las fechas”, concluía.




