El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Una de las claves para empezar bien el día es haber dormido de la misma forma la noche anterior. Aun así, podemos contar con la influencia de los sueños en nuestras horas nocturnas, que nos mantienen ocupados mientras tengamos los ojos cerrados. Sin embargo, la pregunta más extendida es: ¿cuál es la forma ideal de dormir y despertarse? El fisioterapeuta Ismael Roga le dio respuesta, durante una entrevista en el podcast Hábito Zero.
“¿Qué pasa si yo pongo un despertador, como la vida moderna nos marca, y me despierto al final de fase REM? Porque si yo me despierto de manera natural en fase REM, como me despierto en ondas beta de vigilia, me despierto con energía, con fuerza, con ganas. Pero si yo pongo un despertador y me pilla en plena fase de ondas delta profunda, me levanto que necesito cuatro cafés para empezar el día. Porque mi cerebro todavía no está ahí. Está en esas fases profundas”, sumaba.
“Entonces, es súper importante entender cómo se estructura el sueño, esta estructura, esta arquitectura del sueño, para entender cómo podemos optimizarlo. La clave, ¿no? Y cualquier dispositivo que mida la calidad del sueño te va a medir. FAST te pone sueño superficial, sueño profundo y sueño REM. ¿Qué sería? Sueño superficial está N1, N2. Sueño profundo N3 y fase REM. Y hay que pasar por todas las fases”, añadía.
Dormid las horas que toca, por favor
“Antes, sobre todo las personas que se sentían muy ocupadas, los grandes líderes, CEOs de empresas, cuando íbamos a las empresas a dar charlas decían yo con cuatro o cinco horas tengo suficiente, me levanto con energía, con vitalidad, yo ya puedo empezar el día y puedo tirar. ¿Qué pasaba? Que ahora lo que hemos descubierto es que si nosotros miramos los gráficos de sueño durante la noche, las distintas fases de sueño, lo que vemos es que en la primera mitad de la noche nosotros reparamos la parte más física de nuestro cuerpo”, expresaba Mónica Roure, doctora en medicina del sueño.
“Y en la segunda mitad de la noche reparamos la parte más cognitiva y la parte más emocional. Muchas personas creen que durmiendo 4 o 5 horas tienen suficiente porque físicamente tienen esa energía, pero están pagando facturas muy caras a nivel de capacidad de concentración, de atención y estado emocional. Esas dos últimas horas de la noche es donde nosotros reparamos todas aquellas habilidades blandas, aquellas soft skills que ahora tanto están de moda y que estamos pagando una factura muy cara”, añadía.


